Un superviviente que, además, las para

Rafa Sáez

TORRE DE MARATHÓN

24 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Dani es uno de los chicos que tuve en juveniles del Celta, y que luego me crucé como rival, que más merece la pena. Hablo de él como persona y jugador. Es uno de mis futbolistas a recordar. El Deportivo se lleva un buen profesional y un buen portero, del que tengo una opinión fantástica. Lo conocí como juvenil, tenía algunos problemas en el entorno familiar y los abuelos pelearon muchísimo por él. Quien lo traía y lo llevaba a los entrenamientos era su abuelo, una persona absolutamente entrañable, quizá el que mejor conocía la categorías de base del Colegio Hogar. Así que Dani es un superviviente que, además, las para.

Porque como portero es tremendamente sobrio bajo palos y muy rápido de piernas, gracias a un tren inferior muy desarrollado que le permite ser muy poderoso en el salto. En aquel juvenil estaban Bouzón, Maric o Senel, que luego llegaron a la élite, pero era Dani el que los cohesionaba a todos. Sin necesidad de exponerse, ni de grandes alardes, era querido y admirado por todos. Era el elegido por sus compañeros para las bromas o para los momentos de dificultad. Era el que catalizaba el ambiente del equipo. Un fenómeno y, aunque he perdido el trato diario con él, estoy seguro de que lo seguirá siendo, porque forma parte de su personalidad.

Me acuerdo que, siendo yo entrenador del Logroñés, vino a un partido con el Zamora, y en un lance se llevó un golpe en la cabeza. Aunque no tuvo importancia, se quedó ingresado en Logroño. Yo había estado en el hospital con él, pero a las dos de la mañana me llamó a mi domicilio completamente chocado. Así que vi su llamada y me fui a estar con él, pero no se acordaba de nada, no era consciente de haberme llamado. No tenía a la familia cerca y fui yo la persona que más cercana a él en ese momento. Es un ser humano maravilloso y un gran portero.