Los ocho meses del desplome del Dépor

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Los problemas deportivos e institucionales se mezclaron en una temporada falta de soluciones

30 abr 2018 . Actualizado a las 14:52 h.

El Dépor consumó anoche su descenso, pero lleva meses de caída mientras se hunde sin remedio en Segunda. El hastío de los aficionados en una plantilla sin sombra de autocrítica, así como la absoluta falta de remedios por parte de profesionales y dirigentes del club jalonaron una temporada que se ha hecho eterna para todos.

Finanzas

EL ACUERDO PARA LIBRARSE DE LA SOGA DE HACIENDA

Las mejores noticias del campeonato proceden del verano pasado, cuando el Deportivo reordenó su deuda, firmó un crédito de 45 millones de euros con Abanca y se liberó de su deuda con la Agencia Tributaria. La operación mejoró significativamente su techo de gasto, pues pasó de estar abocado a tener el más bajo de la categoría a presumir del decimotercero. El regreso de Lucas se convirtió en el gran objetivo y su llegada abarrotó la tribuna del estadio de Riazor con miles de seguidores ilusionados por el nuevo proyecto.

Goles recibidos

LAS SOMBRAS DE MEL Y LAS EXCUSAS DE LA PLANTILLA

Los problemas se iniciaron en cuanto el balón comenzó a rodar. Las dudas en amplios sectores del deportivismo que despertaba la continuidad de Mel no pararon de crecer conforme la temporada avanzaba. Su etapa en el banquillo, que apenas se prolongó nueve jornadas este curso, desnudó un grave problema de goles encajados, con dos partidos especialmente dolorosos: el 2-4 frente a la Real y el 4-1 de Cornellá, repleto de facilidades defensivas.

Bajo palos

EL PROBLEMA ENQUISTADO DE LA PORTERÍA

Entre un entrenador mirado con lupa y una plantilla dormida, pronto se le colgó al Deportivo el sambenito de peor defensa de Primera. La guinda a esta penosa situación llegó bajo palos. La lesión de Rubén, tercer portero la temporada pasada, pero ahora llamado a la titularidad y que se pasó hasta noviembre en la enfermería, llevó al club a experimentar con hasta otros cuatro cancerberos diferentes. En un puesto tan decisivo y específico, ninguno convenció plenamente.

Autocrítica

LA ABSOLUTA FALTA DE LIDERAZGO EN LA PLANTILLA

El caso es que la plantilla nunca pareció tan brillante como se prometía y los hechos comenzaban a desmentir las continuas excusas de unos jugadores que decepcionaron de principio a fin. El primero, Lucas, fuera de forma primero y que ha salido perdiendo en todas las comparaciones con su fantástico rendimiento de hace dos temporadas. Peleado con el gol, se pasó más de 1.500 minutos sin marcar. A su lado, nadie tomó el relevo: ni algún futbolista de talento como Çolak, pero con rendimiento a cuentagotas, ni otros con más temporadas en el club (Navarro, Sidnei, Juanfran, Luisinho, Borges) pero escondidos jornada tras jornada, ni otros por los que el Deportivo apostó con importantes contratos (Guilherme, Mosquera) o rechazó multimillonarias ofertas (Andone). Ninguno respondió como se esperaba y entre todos acabaron por verter el curso por el desagüe.

Sin reacción

LA IRREGULARIDAD MARCÓ LA ETAPA DE CRISTÓBAL

Bendecido por sus buenas temporadas en el Fabril, el relevo de Mel llegó de la casa. Cristóbal se sentó en el banquillo algo menos de cuatro meses durante los que el Dépor solo protagonizó dos victorias ligueras. La irregularidad se convirtió en su seña de identidad, con partidos solventes, contra el Las Palmas y el Leganés, y otros de infausto recuerdo, como el 4-0 del Camp Nou, el derbi, o los siete goles del Bernabéu. Quizá su trayectoria se resuma frente al Levante en Riazor, en el que los coruñeses llegaron al descanso con dos goles de ventaja, pero la desconexión en los diez minutos finales los condenó a un inservible empate.

Despedidas

LA CRISIS INSTITUCIONAL MULTIPLICÓ LAS DUDAS

La etapa de Cristóbal también se vio sacudida desde la parcela institucional. Con anterioridad a su llegada, ya había dimitido Fernando Vidal, consejero responsable del área deportiva. Y, justo al inicio del mercado de verano, tuvo que ver cómo dejaba el club el director deportivo, Richard Barral. Dos importantes salidas en apenas tres meses. La incertidumbre por la mala marcha deportiva se vio así azuzada desde dentro, donde el presidente Tino Fernández se vio obligado a tomar casi en solitario las riendas del club.

¿Refuerzos?

LA OPORTUNIDAD PERDIDA DEL MERCADO DE INVIERNO

Aunque se esperaba como la última oportunidad para dar un giro de timón a la temporada, lo cierto es que la reapertura del período de refuerzos no remedió nada. Ni borró las dudas de la portería, ni cortó la sangría defensiva, ni insufló carácter a un equipo timorato. Por unas razones u otras, ni Koval, ni Bóveda, ni Krohn-Dehli ni Muntari han arreglado nada.

Seedorf

LA APUESTA POR UN ENTRENADOR QUE DESCONOCÍA LA PLANTILLA

Tras la cantada salida de Cristóbal, se apostó por un líder carismático. Seedorf se ha revelado como un técnico moderno, positivo y sin miedo, pero que necesitó muchas jornadas para inculcar sus ideas. El Dépor, sin tiempo que perder, resurgió demasiado tarde (el holandés tardó ocho jornadas en celebrar su primer triunfo) y minó la moral colectiva con algunos de los peores registros del club, como el de partidos sin ganar (quince, sumando su etapa y la anterior), o de la historia de la Liga, que nunca llegó a tres jornadas del final con tres equipos descendidos.