Hay plan, falta entenderlo

Xurxo Fernández Fernández
X. Fernández REDACCIÓN

TORRE DE MARATHÓN

Seedorf, durante un entrenamiento del Deportivo
Seedorf, durante un entrenamiento del Deportivo GONZALO BARRAL

Los futbolistas del Deportivo reconocen que existe una idea desmenuzada para cada duelo y elogian el trabajo de Seedorf, que no da resultados

15 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando hace cinco temporadas Paciencia llenó de técnicos Abegondo, el Dépor amagó durante hora y media con una reacción que solo disfrutó el entrenador luso. La victoria frente al Málaga le dio otros cinco partidos. El último, un 0-3 ante el Granada, figura en el registro de peores encuentros de la historia del club, que crece a ritmo de dos o tres por temporada. Fue pitar el final el colegiado y salir por piernas el míster, espoleado por el grito de «menos portugueses, más coruñeses» de un coro que desde la grada pretendía sortear el desastre haciendo patria. «Traigan un técnico español, que conozca esto», le recomendó el preparador en fuga a la directiva, que se echó en brazos de Fernando Vázquez. El curso concluyó con el equipo en Segunda tras inesperada salida a flote y muerte en la orilla; y si aquello dejó una lección, no quedó copia en el Deportivo. De nuevo, en manos de un trabajador detallista con el aval de un glorioso pasado. Como futbolista.

Clarence Seedorf ha consumido sus seis duelos sin ganar ninguno, rebosante de optimismo. Ha batido el récord de ayudantes sobre el campo de entrenamiento. Ha alterado las rutinas y esbozado una profesionalización que de momento no saca de pobre al equipo. Ha puesto de uñas a la hinchada. Pero, y este es un pero mayúsculo, ha calado en buena parte de la plantilla.

No solo entre quienes defienden en sala de prensa al técnico del momento hasta que el turno pasa al siguiente. También entre los sondeados fuera de micro. Las palabras de Adrián, recién aterrizado de Girona, reflejan lo que varios compañeros piensan: «Salimos al campo con el plan que hemos trabajado y habrá días que saldrá mejor o peor, pero por lo menos llevamos una idea clara».

«El míster es un entrenador que analiza todo del rival y te da todas las opciones que cree que le pueden hacer daño», afirmó su nuevo capitán. «Dependiendo del partido, del adversario, nos va pidiendo lo que quiere de nosotros. Son cosas que trabajamos durante la semana», sostuvo.

El propio Seedorf, sin embargo, matiza este punto: «No se puede jugar un partido antes del partido. A los jugadores se les dan las características del adversario, porque el partido hay que leerlo». «El equipo ha interpretado siempre bien los encuentros, no ha habido ningún rival que nos haya superado tanto», defiende el holandés. «Cuantos más detalles das, el riesgo aumenta porque pasa algo no previsto y qué haces. Confusión», explica antes de entrar en detalle: «Cuando en los entrenamientos trabajamos la fase defensiva, usamos la fase ofensiva del adversario. Y en la ofensiva, vemos cómo defienden ellos. Los jugadores tienen libertad, aunque ellos quieren detalles, y cada uno es libre de pedir información para hacer su análisis; tenemos la gente con el material preparado». Un suministro de información que no se detiene al terminar el duelo: «Damos datos después, para mejorar las cosas. El otro día, cuando volvíamos [de Girona] yo hablé con cinco jugadores durante el viaje, con vídeo de lo que había pasado para que lo viesen, porque el tiempo es poco».

«Estamos al cien por cien en el camino que nos está mostrando el míster. Creemos en sus planteamientos», proclamó al respecto Adrián, futbolista de 30 años, que supera la decena de temporadas en Primera. De momento, ni un plan ha salido bien del todo.

BETIS

Joaquín, por cualquier parte

Seedorf debutó reforzando ambas áreas. Cuatro arriba, cuatro atrás, nada en medio. El Dépor entregó la medular, especialmente tras la lesión de Valverde, más preparado físicamente para abarcar los enormes tramos de césped. Francis y Junior, señuelos en el carril; Boudebouz y Joaquín, a sus anchas por dentro. El veterano de El Puerto desequilibró a su antojo, mientras Guardado movía sin trabas al equipo. 62 % de posesión, 85 % de acierto en el pase y el doble de disparos entre los tres palos para los béticos.

ALAVÉS

Aún partidos en dos

No varió la propuesta de los coruñeses en Mendizorroza, ni se alteraron los resultados. El Alavés cedió esta vez el control del balón, pero el Dépor no encontró vías para trasladar balones en ventaja a su superpoblado frente de ataque. A los locales les bastó con contener el desorden visitante y esperar su oportunidad. Los de Seedorf ni chutaron a puerta.

ESPANYOL

El espejismo de cada técnico

Con Adrián y Cartabia produciendo esta vez por banda, Mosquera poniendo orden y unos minutos de Çolak, el Deportivo cuajó su espejismo. El del 4-1 a la Real con Garitano, el 2-1 con Mel al Barça, o el 1-3 con Cristóbal en Las Palmas. Víctor Fernández tuvo su 3-0 al Valencia y Sánchez su 2-0 al Celta. Para Seedorf no hubo siquiera victoria.

GETAFE

La posición de Mosquera

«El primer gol del Getafe fue el único por un error táctico», esgrime el míster. Balón a la espalda de Schär con todo el equipo basculado a la izquierda. Así rompió el Getafe la pared del Dépor: Más preocupante fue la incapacidad blanquiazul para superar el muro local, con Mosquera en posición extraña. «La gente no ha entendido que Pedro no estaba de mediapunta ?se defiende el holandés?. Yo quería hacer tres contra dos en el centro y en el minuto 35 Pedro ha empezado a ir demasiado adelante. El Getafe jugaba por las bandas y teníamos superioridad por dentro. Hemos creado varias salidas, pero después dejamos de hacerlo».

EIBAR

El plan y las circunstancias

La expulsión de Koval desmontó pronto el sorprendente rombo dispuesto frente a un conjunto poderoso en los costados.

GIRONA

Más rombo, peor resultado

También hubo rombo frente al Girona, el equipo que más centra al área. «Sabemos que es un rival que te espera con mucho orden ?razona el técnico?, pero cuando vienen a la presión, dejan espacio detrás de los extremos». Y allí se perdieron Mosquera y Borges como interiores. «Cada uno tiene que leer el espacio», alega Seedorf. Aún falta traducir el manual de instrucciones.