Ni la agresividad del debut de Seedorf, ni la tímida mejoría defensiva, a este Dépor no lo salva ahora ni un solo detalle
10 mar 2018 . Actualizado a las 18:14 h.El Deportivo de Clarence Seedorf ha ido involucionando hasta quedarse sin nada. No hay ya ni un detalle que lo salve. Lo poco que tenía lo ha perdido: la primitiva agresividad del primer día con el nuevo entrenador, la aparente mejoría defensiva de algunos partidos, la expectativa de algunos jugadores en que la meritocracia los convirtiese en importantes porque van dos jornadas en las que juegan los mismos. Los futbolistas con los que el club debía asomar a la zona media lo llevan directo a Segunda División, penando por el campo como si nada.
LOS ELEGIDOS
Un desequilibrio desde la convocatoria
El partido empezó a pintar raro una hora antes de empezar. El descarte de la lista definitiva de 18 futbolistas volvió a resultar Carles Gil. Como por decreto, el catalán se marchó a la grada, aunque eso significase juntar en el banquillo a futbolistas de perfil tan parecido como Juanfran y Gerard Valentín, a los que se sumaba Borja Valle, otro diestro de los que tiran hacia adelante. Pero la convocatoria de Clarence Seedorf significó solo el principio de un rosario de problemas para el Deportivo en Montilivi.
LOS PELOTAZOS
Balón a Bóveda y envío en largo
De inicio, se empeñó el Deportivo en que Rubén sacase en corto, para a continuación pinchar la pelota Eneko Bóveda hacia el campo contrario. El plan se repitió una y otra vez en el primer tiempo. Con el mismo resultado, la pérdida de la pelota a continuación.
EL TRIVOTE INVISIBLE
La sensación de correr todo el tiempo detrás del balón
Situó Seedorf a Muntari otra vez por delante de la defensa con Borges y Mosquera a sus costados. El dibujo debía hacer un Deportivo más robusto en el centro del campo. Pero fue tal la desconexión de ese triángulo con los tres del ataque, que Muntari, Borges y Mosquera se dedicaron a buscar la pelota y correr de un lado a otro mientras estuvieron juntos.
SIN IDENTIDAD
Ni bandas, ni posesión
Dos laterales de corto recorrido como Bóveda y Navarro, con un rombo por delante con jugadores alérgicos a la línea de cal. El balón nunca transitó por las bandas del Deportivo, que tampoco supo combinar en ningún momento por dentro. Otra vez redujo su apuesta a los balones en largo hacia sus delanteros. Básico e improductivo.
IMPOTENCIA
Las carreras de Lucas que nadie acompañó
El momento de más rabia en la cara de los jugadores afloró por culpa de una tarjeta (merecida) a Fernando Navarro. La indolencia de los futbolistas en otro partido a vida o muerte resulta desconcertante. El liderazgo de Seedorf, su capacidad para pinchar a la plantilla, no aparece por ninguna parte. A Lucas sí le pudo el amor propio en varios momentos en Girona. Pero sus carreras no las acompañó nadie. Ni siquiera tras el 2-0 afloró un cambio de ritmo a la altura de todo lo que se jugaba el club. Una plantilla con cartel para la zona media pena por el campo directa hacia el descenso.