Otra desagradable cita a ciegas

José M. Fernández

TORRE DE MARATHÓN

Un once y un sistema tan sorprendentes como los graves errores que volvieron a lastrar al Dépor

03 mar 2018 . Actualizado a las 21:49 h.

El arte de comer con los ojos vendados. Cada cita del Dépor se ha convertido en una sorpresa, en un cita a ciegas con el encanto de lo inesperado y el disgusto de que la sorpresa casi siempre es desagradable, indigesta a veces. Al menos ayer quedó la impresión de un grupo que parece que tiene la intención de rebelarse contra la desgracia. ¿Suficiente para seguir en Primera?

El inicio

Una defensa inédita. A la quinta, inventó Clarence Seedorf otro once, muy distinto a los anteriores, con un portero debutante y una clara apuesta por la contundencia en una zaga nueva (Bóveda pasó del central izquierdo a la banda derecha, sobre el papel, su puesto natural) e inédita. Un centro del campo en rombo que obligó a Çolak a un esfuerzo notable, dio libertad a Adrián y campo abierto para dos puntas. Parecía que el asunto funcionaba, porque sin tocar, buscando la velocidad de sus puntas, Andone y Lucas tuvieron dos ocasiones clamorosas.

El plan

Robar y correr. Con velocidad y sin juego, el Dépor encontró situaciones para haberse adelantado en el marcador. Erraron Andone y Lucas solos ante Dmitrovic. Hasta que llegó el primer grave error. Charles saca de su posición a Sidnei, acude en su ayuda Muntari y Orellana aprovecha la autopista que le dejó un despistado Navarro. Inui aprovecha la indecisón del debutante Koval. No es la primera vez que Orellana saca partido a las ausencias de Navarro.

La reacción

Con Çolak de faro. Durante unos minutos, Çolak, el mismo que dirigió la ofensiva del Dépor en la segunda parte frente al Espanyol, se hizo imprescindible. Llegó el empate -otra acción atrabiliaria- y la expulsión de Koval en una escena en la que Albentosa es triste reincidente.

El desenlace

Esfuerzo físico, un rival ramplón y un futuro negro. Una hora con uno menos, sin Çolak, con centrocampistas sin gasolina y tres jugadores cuyo hábitat natural es el área rival. Un equipo atrincherado, un esfuerzo físico notable y un Eibar incapaz de generar una ocasión clara. El Dépor suma su segundo punto en el tramo más favorable del calendario: inesperado por la forma, probablemente insuficiente y que no permite saber si Seedorf ha encontrado la brújula.