El Deportivo mejora la imagen y supera al Espanyol, pero acaba fallando en los metros finales
24 feb 2018 . Actualizado a las 00:35 h.La intensidad puede ser el primer paso, pero nunca puede dejarse la suerte única y exclusivamente a esta faceta. Sobre todo, si tu equipo no reúne unas mínimas condiciones para mantenerla más allá de miniperíodos en cada partido. Y para jugárselo todo a la intensidad hay que tener, también, acierto arriba, porque lo normal es tener pocas ocasiones, con lo cual la efectividad debe primar. El actual Dépor ni tiene regularidad en las acciones ni eficacia en ataque, lo que ayer se tradujo en otra bala perdida, y van... Demasiadas. Y, de lo que más carece en los últimos tiempos, es de esa pizca de suerte que todo equipo necesita, más si está abajo en la tabla, para cumplir sus objetivos. Porque ayer, principalmente, en el segundo tiempo creó muchas ocasiones, pero, de nuevo, cero goles.
Palos
Dos balones contra la madera, síntoma de mala suerte
Hay momentos en la temporada en los que el balón no quiere entrar y no entra. Al Deportivo le está sucediendo. Ayer hubo dos palos que, sobre todo el segundo, habrían entrado en el noventa por ciento de las ocasiones. Pero al conjunto blanquiazul le está resultado esquiva la fortuna esta temporada y los milímetros que hay entre el éxito o el fracaso se están inclinando del segundo lugar.
dos caras
Un equipo justo en la primera y muy superior en la segunda
Igual que pasó la semana pasada en Mendizorroza, el Dépor de la primera parte no se pareció en nada al de la segunda. La diferencia estuvo en que, en esta ocasión, el de la segunda parte fue infinitamente mejor que el de la primera. Sobre todo en los últimos veinticinco minutos aproximadamente, que fue cuando generó juego y ocasiones.
contragolpe
El equipo carece de conceptos para realizar rápidas transiciones
Cuando un equipo renuncia al balón, o no es capaz de tenerlo, el contragolpe puede convertirse en su gran arma de ataque. El Dépor lo intentó ayer en varias ocasiones pero evidenció que le faltan conceptos para ejecutarlos. Sus medios son lentos y no existe una mecánica de movimiento asimilada entre centrocampistas y delanteros. De hecho, en varias ocasiones, las contras terminaron en vuelta atrás y balón a campo propio. Solo un par de balones largos, fruto de calidad técnica, metidos por Mosquera y Guilherme, pudieron llevar peligro a la meta defendida por Diego López.
balón parado
Sin recursos en la estrategia y fallo desde los once metros
El balón parado está siendo otro calvario para el Deportivo en los últimos años. Solo con Cristóbal Parralo se vio algún atisbo de trabajo de estrategia pero que tampoco llegó a traducirse en goles. Ayer volvió a haber otra exhibición de córneres absolutamente inocuos. En alguno, el balón no llegó ni al área. Y, por si fuera poco, desde los once metros también hay un problema. Después del desastre de la pasada temporada parecía solventado con la llegada de Lucas, pero ayer fue el delantero el que erró desde los once metros, demostrando que sigue habiendo gafe.