Cristóbal cierra la puerta al salir

TORRE DE MARATHÓN

Gonzalo Barral

Abandona el Deportivo con una despedida elegante y reitera su negativa a seguir ligado al club

06 feb 2018 . Actualizado a las 23:44 h.

Esta es la historia de un adiós. No de un hasta luego. Se va el Cristóbal entrenador, y con él, el hombre de club. El técnico del filial y el apagafuegos del primer equipo cierra la puerta al salir. A la elegancia importada del lunes de Seedorf respondió el martes de Parralo con una despedida impoluta, de gentleman. «El presidente, cuando me comunicó la noticia del cese me dijo que no quería que me marchara, que quería que continuara -desveló el nuevo ex-, pero yo ahora mismo no me veo continuando en el club. Han sido meses duros, difíciles, que también te enseñan mucho, y ahora lo que quiero es descansar, resetearme y ver lo que me depara el futuro». En las cartas, Riazor solo aparece de lejos. «Siento que el trabajo no haya podido tener esa recompensa y solo deseo que el equipo salga adelante y consiga quedarse en Primera División. Solo pido que todo el mundo esté unido por la causa, porque no queda otra. No es tiempo de reproches ni de tirar balones fuera sino de estar todos juntos. Yo desde donde esté intentaré dar fuerza para que eso sea así». Ningún reproche a la directiva que lo cesó después de haber renovado, solo dos días antes, su confianza en él. «Quiero agradecer al presidente y al consejo que estén a mi lado en el día de mi despedida», subrayó por el contrario, extendiendo su gratitud a «trabajadores del club, medios de comunicación y sobre todo a la afición, que me ha apoyado desde el primer día hasta el último».

A su vera, Tino Fernández había arrancado la intervención: «Queríamos acompañarle en la despedida del deportivismo para transmitirle el agradecimiento sincero por su trabajo, su personalidad, su ilusión... Estamos ante una persona de talento. Tenemos que valorar todo lo que Cristóbal ha hecho, el trabajo brillantísimo con la gente de nuestro filial. Nos gustaría que esto sea un punto seguido, quizá un punto y aparte, nunca un punto final. Encontrar gente honesta, de talento y trabajadora no es fácil. Desearle lo mejor del mundo porque se lo merece».

«Culpa tenemos todos»

Más tarde recuperaría el micro el presidente para hablar de responsabilidades en la mala racha que desembocó en la destitución. «Culpa tenemos todos. Empezando por mí y acabando por el último en llegar -proclamó-. Este es un proyecto colectivo y todos somos responsables y culpables de lo bueno y lo malo». Reconoció la urgencia ?«Necesitamos que la primera plantilla mejore su rendimiento»?, pero no acertó a señalar el motivo de la situación: «Es un grupo en el que no identifico ningún problema, ni institucional, ni de meses sin cobrar... No es nuestro nivel el que hemos visto y si una cosa no sale intentaremos otra».

Hubo, durante la comparecencia de despedida, tiempo incluso para que los protagonistas sacaran pecho pese a la sensación de proximidad al abismo. Cristóbal presumió del Deportivo al que perteneció hasta anteayer. «El club está sentando muchas bases sólidas para que esto acabe funcionando. El Juvenil está líder en División de Honor, el Fabril está segundo, solo hace falta que el primer equipo arranque para que el club esté funcionando de maravilla. Se están sentando bases sólidas para que el club funcione de la mejor manera. Solo puedo animar a que sigan trabajando de la misma forma», apremió, achacando el desaguisado actual a «las circunstancias. A veces las cosas las quieres hacer bien y no salen».

Hubo obligadas preguntas por la actitud del plantel. Un grupo que sigue a salvo tres entrenadores después. «No creo que los jugadores hayan bajado los brazos ni que puedan permitírselo ?los disculpó su penúltimo técnico?. Yo no los he bajado nunca y no soy una persona que abandone ni que ceje en su empeño. En el fútbol tiene mucha incidencia el estado anímico y los golpes morales son difíciles de asimilar».

«No vine a hacer amigos»

Sí dejó Cristóbal una crítica velada, la única, cuando fue cuestionado sobre si había sentido el respaldo de los futbolistas del conjunto coruñés: «Los jugadores son los que se tienen que sentir respaldados por el entrenador. Esto es un equipo y el objetivo es estar lo más arriba posible. No vine aquí para hacer amigos sino para intentar hacer un equipo y que funcionara. No sé si los jugadores me respaldaban o no. A mí nunca me han abandonado las fuerzas». Aprovechó, sin embargo, la menor oportunidad para poner el acento en el futuro, en la necesidad de mantener el respaldo y la fe. «Al final, los resultados mandan. No es momento de buscar culpables, sino gente que quiera tirar del carro hacia adelante, gente que quiera que el Deportivo no sufra más, que quiera que el Deportivo gane y que quiera que el Deportivo siga en Primera». «Hay un partido importantísimo el lunes -insistió- y todos los que amamos y queremos al Deportivo debemos estar unidos y no reprocharnos nada. Asumir la situación e intentar entre todos llevar en volandas al equipo».

Él lo hará de lejos. Deja el club después de tropezar en el salto al primer equipo desde el exitoso filial. «No me arrepiento en absoluto -aseguró-. Ha sido una buena experiencia y lo único que lamento es que los resultados no hayan acompañado. Vine con la idea de seguir creciendo como entrenador y el tiempo aquí me ha servido para eso». Se va aprendido, y como un señor.