El Deportivo, un equipo sin respuestas

josé m. fernández

TORRE DE MARATHÓN

Lof

Sin juego ni pegada. El Dépor, inocuo en la primera parte, tocó fondo en una segunda parte infame

03 feb 2018 . Actualizado a las 18:12 h.

Un naufragio en toda la regla. Un Dépor intrascendente. Sin pegada para probar a Rulli y sin juego para controlar el juego. Un bálsamo para una Real que solo había ganado tres de sus últimos 18 partidos. Hasta ayer el Dépor estaba en un serio apuro, ahora parece haber emprendido una carrera hacia el abismo.

Centro del campo

Debut de Krohn-Dehli y ausencia de Valverde. A Cristóbal Parralo le gusta tan poco Fede Valverde que ni siquiera ayer -con Mosquera ausente por lesión y Borges sancionado- le hizo un sitio en el once inicial. Optó el técnico por el recién llegado, un Krohn-Dehli correcto en la posición, pero peleado en la entrega y corto de ritmo. Y le salió un centro del campo liviano, con apariencia de querer el balón, pero incapaz de recuperarlo. Sin juego ni peso, porque solo llega a la portería rival por alguna acometida aislada, nunca como consecuencia de una de una solución colectiva.

Sistema

Adrián, Gil y Cartabia. Probablemente Adrián era uno de los jugadores más regulares del cuadro coruñés. Ha marcado cinco tantos, ha tenido presencia en el juego ofensivo y ha superado una lesión. Tiene talento ante la portería rival y último pase, pero partido tras partido se ve obligado a un desgaste en la banda que difícilmente le permite llegar con frescura al área rival. ¿Realmente es necesario sacrificar en esas tareas a un jugador de corte ofensivo? No es el único. Gil persigue sombras, a Cartabia le falta ritmo y Krohn debutaba. Así se explica mejor el desfondamiento.

Intenciones

Hasta que el rival aprieta. Tiene buenas intenciones el Dépor de Parralo. Salta al campo con la apariencia de llevar su presión al campo rival, busca asociarse en cada recuperación y trata de iniciar el juego sin pelotazos. Las intenciones, los buenos principios, duran un suspiro. Hasta que el rival aprieta. A la Real le llegó con insistir en la segunda jugada para poner en apuros a una zaga que tiembla en cada repliegue. Así le llegó el primer gol y así desapareció en la segunda parte.

Naufragio

Rumbo incierto. Además de por ser la última, la derrota de Anoeta es la más dura de la temporada. Por la forma y por el fondo. Porque llega dos días después de un frustrante mercado de invierno y porque ha mostrado a un colectivo entregado, a un grupo incapaz de dar una respuesta coherente. Dos puntos de los últimos veintiuno y 51 goles encajados después de 22 partidos. Difícil transmitir que todavía es posible salir del atolladero.