Probablemente pueda parecer raro leer que el Deportivo planteó un buen partido en el Camp Nou y que el equipo me gustó durante esos primeros instantes. Se vio un equipo valiente, que presionó bastante arriba y que buscó sus opciones. Sin embargo, el enorme fallo en defensa que generó el primer gol resultó determinante, porque ahí se acabó ese planteamiento inicial y empezó a verse ese Barça que es de otra Liga.
Pienso por este motivo que, más allá del resultado, que claro que duele, el Dépor debe pensar qué equipo estaba enfrente, en qué estadio se disputó el partido y la diferencia que hay entre ambos clubes para quedarse con esos primeros minutos y mirar al futuro con optimismo, en el caso de que, obviamente, consiga mantener ese nivel.
Es cierto que también puede haber quien diga que esa valentía del Deportivo la permitió el Barcelona, que no necesitó arriesgar hasta que encontró el momento. Pero, sinceramente, pienso que tiene mérito lo que el equipo de Cristóbal trató de hacer.
Dicho esto, hay que entender que hubo un equipo muy superior que pudo haber metido incluso más goles (hubo cinco palos) y que, a partir del 1-0 no se vio en ningún momento que el Dépor pudiera tener opciones de meterle mano. Perder tantos balones intrascendentes en el medio del campo, que permitieron sus contras, resultó determinante para que hubiera tantas ocasiones azulgranas. Pero eso, insisto, sucedió una vez se vio con el marcador por detrás. Fue un duro golpe al que no supieron sobreponerse.
De todos modos, este partido no debe significar nada de cara al derbi. Ni por el buen inicio, ni por el mal desarrollo final, ya que de aquí al sábado todo tomará otro cariz y el gran encuentro esperado por todos en nada se parecerá a lo visto hasta ahora.