Ovación a un Deportivo sin miedo ante el Atlético

TORRE DE MARATHÓN

Injusta derrota deportivista (0-1) frente a un Atlético al que dominó de principio a fin. Thomas Partey anotó en el descuento.

04 nov 2017 . Actualizado a las 19:18 h.

Riazor conoció a dos vencedores. El Atlético ganó y sumó los tres puntos frente a un Dépor que se llevó todo el botín moral. Pocas veces la afición aplaudirá a rabiar a un equipo derrotado en el resultado, pero superior en el planteamiento y el nudo del partido, al que solo un desafortunado giro en el desenlace, le privó del premio final que se había merecido: sumar, y quién sabe si hasta derrotar, a uno de los grandes de la Liga. Los visitantes volvieron a tirar de la suerte del balón parado para dejar a los coruñeses con un palmo de narices, pero convencidos de que este es el camino que los guiará a la soñada zona media de la clasificación.

 

El Dépor tejió su mejor partido a la segunda jornada de Cristóbal. Dominó el ritmo, no sufrió en defensa y solo le faltó un punto más de suerte, o de tranquilidad, o de acierto para meter en más apuros a un rival repleto de calidad e invicto. Justo cuando los coruñeses se lanzaron a por la victoria, con Andone y Lucas al ataque, el Atlético agarró una contra que acabó en falta al borde del área para que Thomas volviese a encontrar las cosquillas de Pantilimon. Será otra semana dura para la portería.

Por momentos, el equipo coruñés dio auténticos baños de fútbol a un Atlético solo sostenido por los arreones de Saúl. Con la misma alineación que en Las Palmas, se reveló como un equipo serio y solidario, dispuesto a sudar hasta la última gota por el compañero y por plasmar la pizarra de su entrenador. El éxito colectivo da aún más brillo a un bloque que hasta ahora no se había distinguido precisamente por jugar con un plan defensivo y de ataque definidos. Ayer, en cambio, dio toda una lección.

Mientras el Atlético malvivió de las apariciones de Saúl, el Dépor jugó aplicado, decidido y muy concentrado. No sufrió ni una sola ocasión clara gracias a una defensa que nunca se equivocó, mientras Bakkali y Cartabia percutían por las bandas, y Lucas sacaba provecho de su particular guerra de guerrillas con Godín y Savic. El belga mostró su potencia en un par de llegadas, pero siempre chutó desviado y hasta desperdició un pase de cuento de Lucas que lo situaba en ventaja en las cercanías del área. Tal era la superioridad deportivista, que hasta Sidnei se animó a penetrar como solía hacia el área y solo el Lucas atlético le arrebató el balón en el último momento y con posible penalti.

Los visitantes dieron un paso adelante tras el descanso. El Atlético asustó tras sendos remates de Griezmann y Gaitán (que acababa de salir), aunque la ocasión más clara correspondió a Godín, que en un córner cabeceó muy cerca del palo. El Dépor se sacudió los temblores de la mano de Cartabia, en sendos disparos que Oblak desvió como pudo. Y el partido volvió a los derroteros de la primera parte, cuando los rojiblancos (ayer de amarillo) no salían de su campo más que a la contra.

Faltaba un cuarto de hora y los coruñeses se lanzaron a la yugular del adversario. No llegaba con un punto, soñaban con los tres. Sacrificio y solidaridad, pero también descaro e ilusión. Es el cóctel que Cristóbal quiere preparar. Salió Andone y tan mal lo vio Simeone, que retiró a su estrella Griezmann para que entrase un central, aunque esta vez jugase de mediocentro, Giménez.

Solo después del minuto 90 un contragolpe postrero, con Lucas derribado por Sidnei tras una gran carrera, acabó con el zapatazo de Thomas y la sentida ovación de Riazor. No las habrá mejores en las victorias, pero es que ayer ganó algo más valioso que los puntos: la confian za de su afición.