or muchas cualidades que pueda tener Francis, que nadie discute que las tenga, debutar en Primera División con 18 años no es tarea sencilla para nadie. Aunque seas buenísimo, los nervios te pueden jugar una mala pasada. Incluso, ni siquiera los nervios. La juventud acaba llevándote a cometer fallos. Por eso, sorprende muchísimo la serenidad con la que Francis afrontó el partido de Ipurua.
No lo conozco personalmente. Solo puedo hablar de lo que vi en esta ocasión y de dos partidos que le había visto la temporada pasada con el juvenil de División de Honor, en sendas visitas a equipos cántabros. Pero ya llamaba la atención.
Y en Eibar no defraudó. No es Ipurúa, probablemente, el mejor campo para debutar en Primera. Por las dimensiones y por la presión que suele hacer el equipo rival. Pero Francis demostró que transmite tranquilidad y eso es muy importante para un portero.
Lo que tuvo que parar lo paró e incluso tuvo un par de salidas en las que hizo buena su altura. Nada más se le puede pedir en su debut. También tuvo una acción en la que venía despejada de un defensa y se tiró bien para blocarla. Y la blocó. Son gestos que transmiten serenidad a la defensa y eso ayuda.
Confiemos en que lo visto no sea flor de un día y que poco a poco sigamos viendo la progresión de un portero con muy buena pinta.