La nueva tragedia shakesperiana

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Darren Staples | Reuters

El Sevilla no levanta cabeza desde que el Leicester lo eliminó en el cruce de octavos de la Champions

08 abr 2017 . Actualizado a las 17:03 h.

Sampaoli tiene a Lillo, pero Ranieri tenía a Shakespeare. Puestos a elegir segundo, por mucho que sepa el ilustrado técnico de Tolosa, no hay color. Y puestos a descalabrarse, que al menos sea un apellido con enjundia el que le ponga nombre al desastre. Aunque en todo lo que le ha pasado al Sevilla entre mediados de marzo y principios de abril no hay otro culpable que el propio Sevilla. Fue el conjunto andaluz el que, con su victoria en la ida de octavos de la Champions, desencadenó el despido de Ranieri. La afrenta la pagaría cara en la vuelta. Shakespeare sustituyó a su jefe en el banquillo y al Leicester le cambio el cuento. De repente, los zorros corrían y veían puerta. Hasta dos veces en el King Power Stadium para eliminar a los de Sampaoli, condenados por un penalti errado y la estúpida expulsión de Nasri. El nuevo Leicester, con sus jugadores bajo sospecha por tan sorprendente cambio de rendimiento, ha encadenado seis victorias (cinco en la Premier, igualando el récord de un debutante en el banquillo). El viejo Sevilla no levanta cabeza. Lo único que ha logrado encadenar son media docena de duelos sin triunfo.

De repente, el entrenador argentino que dirige a los del Pizjuán no es ya el técnico de moda, el llamado a dirigir al Barça postlucho, el resucitador del fútbol total. Los hispalenses, que inauguraron marzo amenazando la tiranía de merengues y culés, están ahora mucho más cerca del quinto que del segundo en la clasificación. Si de las primeras doce citas como local solo había dejado de ganar un par, en las dos últimas no pasó del empate. Los rivales no parecían gran cosa, pero tanto el Leganés como el Sporting se empeñaron en no caer y resistieron. Los madrileños le perdieron por completo el respeto a un adversario tocado y rondaron incluso mayor gesta.

Quién teme ya a un Sevilla al que, como apuntaba ayer Pepe Mel, «la temporada se le está haciendo larga». Tanto que se ha esfumado la espectacular pegada que caracterizó su primer tramo del curso. En los siete partidos más recientes solo hizo catro tantos. Jovetic perdió parte del brillo desde su llegada en el mercado invernal. Nasri, baja esta tarde junto a Vitolo, empieza a parecerse al que abandonó el Arsenal. El Barça retrató las carencias del conjunto andaluz hace apenas cuatro días y el Pizjuán confía en un resurgir contra el Dépor. La plaza de Champions parece asegurada, pero con Shakespeare en el ajo nadie está a salvo de tragedias.

Sampaoli: «Debemos retomar el camino que nos llevó a ser competitivos»

Tras acumular cinco jornadas seguidas sin ganar, pero aún a solo tres puntos del tercer clasificado, Sampaoli insistió en que el Sevilla está obligado a recuperar su mejor versión. «Lo que quiero es retomar el camino que nos llevó a ser competitivos a principio de temporada contra cualquiera y estar al lado de dos equipos que históricamente son inalcanzables. Ojalá que pongamos al Sevilla en el lugar que le corresponde», apuntó antes de señalar que el equipo debe agarrarse al juego que tras el descanso completó en el Camp Nou, a pesar de la derrota (3-0). «En el primer tiempo no estuvimos, pero en el segundo el equipo estuvo muy bien. Debemos seguir en ese camino que nos aporte protagonismo», recalcó. «No me creo que siempre haya sido una persona de tantos halagos. Y no creo que hoy merezca ser una persona repudiada. Sabemos que cuando ganas eres rubio con ojos celestes y cuando no, no. Así funciona la sociedad lamentablemente», asintió sobre las críticas que está recibiendo.