Los pecados capitales de Gaizka Garitano

M. P. R. REDACCIÓN

TORRE DE MARATHÓN

Cinco aspectos de la gestión de la plantilla del Deportivo que desembocaron en la destitución del técnico vasco

26 feb 2017 . Actualizado a las 21:05 h.

Al final, a un entrenador son los resultados los que le apartan del banquillo. Las derrotas acumuladas acaban derribando la barrera de la lógica que pudieron levantar las buenas sensaciones del equipo, la falta de fortuna puntual en momentos clave y en las áreas, o la ojeriza arbitral. El molde sirve para encajar el caso de Gaizka Garitano, desde este domingo exentrenador del Deportivo, un trabajador aplicado y honesto al que no haber ganado más que 4 partidos de 23, ninguno en el 2017 y ninguno lejos de Riazor han acabado por provocar su despido

Estos son los pecados capitales que han terminado por costarle el puesto a Gaizka Garitano:

Las dudas iniciales con Emre Çolak

El turco se ha destapado como el futbolista con más calidad en la zona de creación del Deportivo. A Garitano le costó mucho encontrarle sitio, con su intención inicial de echar a Çolak a una banda que pronto se comprobó ineficiente. El ex del Galatasaray acabó convenciendo tras su actuación en casa contra el Valencia pero, sobre todo, cuando el rendimiento de Babel permitió la mejor versión del turco y del Dépor. Tras la marcha del holandés, de nuevo volvieron las dudas sobre el rol de Çolak. En las últimas semanas, ni el faro del turco permitió al Dépor encontrar fútbol en campo contrario.

Demasiada confianza en individualidades que no le rindieron

Más que el empecinamiento de Garitano con algunos jugadores señalados por la grada (Mosquera, Bruno Gama, Marlos Moreno), queda en el debe de Gaizka un sistema de juego que en ocasiones exigía de los futbolistas del Dépor un nivel individual para el que quizás no estaban diseñados para dar. Eso se hizo especialmente evidente en el mediocentro y en los puestos ofensivos de banda. En cuanto en esos puestos creció el nivel individual (sustituyan los nombres de arriba por Guilherme, Carles Gil y Babel), el nivel del Dépor se asemejó al de ese equipo pensado para cumplir una temporada con cierta holgura en la clasificación.

CESAR QUIAN

Titubeos en la defensa

Desde su llegada a A Coruña, perjudicado porque un sector de la afición se había hecho a la idea de Paco Jémez, Garitano se empeñó en desmontar la etiqueta de defensivo que se le había colgado. Presumió de hacer más ocasiones que el rival, de tirar más a puerta (eso es otro aspecto, el Dépor es el equipo con menor efectividad de la Liga a la hora de encontrar la portería del contrario), defendió su estilo de juego y la alineación de numerosos jugones. Mientras, es paradójicamente en la zaga donde los titubeos, las pruebas y las rotaciones acabaron por hacer perder solidez a un equipo que aspiraba a la fiabilidad defensiva. La alternancia del compañero de Sidnei entre Albentosa y Arribas, las dudas entre Luisinho y Navarro, y últimamente el regreso a Germán Lux tras la prueba de Tyton se antojaron demasiado.

Sin Andone, no hubo ataque

Quitando la racha espléndida del delantero rumano en plena ola de crecimiento del Dépor, no hubo mucha más respuesta en el fútbol ofensivo bajo la batuta de Garitano. La pujanza de Juanfran como asistente se fue diluyendo con el paso de las jornadas. A Garitano parecía hacerle tilín la opción de Joselu, pero no supo mezclar al de Silleda con Andone, y las ocasiones que recibió el gallego en solitario tampoco prosperaron. Y luego queda la elección de los dos extremos, punto sensible de la estrategia del 4-2-3-1 más habitual del técnico vasco, y donde no ha acabado de dar con la tecla fuera de Babel y Gil.

CESAR QUIAN

La capacidad para alterar partidos

De igual manera que Garitano aseguró que ninguno de los extremos se habían consolidado como para confiar en ellos sin ambajes, también reconoció en la previa del partido de Butarque que un debe en su trayectoria es cambiar partidos en el segundo tiempo. «Seguramente no haya hecho buenas lecturas de los partidos, pero intento siempre mejorar», dijo Gaizka. El Deportivo es un equipo de descenso atendiendo a su rendimiento en las segundas partes de los partidos, donde ha dejado escapar ventajas en los últimos minutos en 8 ocasiones. De cara a la grada (además de la decisión de no contar con Álex Bergantiños), las sustituciones de Garitano (o falta de ellas, ya que en varias ocasiones llegó a no hacer el tercer cambio) fueron de lo más discutido de su trayectoria en A Coruña.