Ni cambia Neymar, ni Albentosa

La Voz

TORRE DE MARATHÓN

Alberto Morante | EFE

El brasileño asegura que se mantendrá fiel a un estilo de juego que le ha valido duras críticas y entradas, y el alicantino le deja un recado en sala de prensa

14 oct 2016 . Actualizado a las 12:43 h.

Luis Enrique ha arrojado la toalla. Hace más de un año, después de la penúltima final copera, disputada entre el Barça y el Athletic, el técnico azulgrana aún mantenía cierta esperanza: «Intentaremos, con el tiempo, controlar esto». Consumidos cinco cambios de estación, el asturiano ha pasado de abogar por reformar a Neymar a convertirlo en modelo. En Leganés, por ejemplo, esgrimió que «Ney juega así, te guste o no. El reglamento lo permite, no dice nada de que no puedas hacer regates espectaculares ganando 4-0, y también cuando vas 0-4. Va a seguir haciéndolo». El brasileño abandonaba Butarque señalado por entregarse a las filigranas cuando su equipo goleaba ya a los pepineros (1-5 concluyó el duelo). Laudrup, exfutbolista culé y entrenador metido a comentarista de la tele, sugirió durante la retransmisión que «jugar así es provocar». Y el caso es que de eso va la carrera del extraordinario atacante formado en el Santos: de no dejar a nadie indiferente.

Pocos hay que sin llegar todavía a la categoría de mejores del orbe (que actualmente portan por turnos Cristiano Ronaldo y Messi) conciten semejante intercambio de opiniones. Ni que hagan tantos regates, ni que reciban tantas patadas. Neymar es el jugador de Primera sobre el que más faltas se cometen (unas cinco por cita) y el segundo que más quiebros completa (6,6 de media, poco menos que el marroquí del Granada Mehdi Carcela).

No es de los que se apiadan del enemigo, más bien al contrario suele aprovechar los duelos en clara ventaja para entregarse al recreo. Autor de acciones primorosas, goles de escándalo, y lamentables piscinazos, su figura recibe atención prioritaria en compañeros y rivales, y sus andanzas son tema recurrente en cada sala de prensa. La de Abegondo no iba a ser menos.

Hasta allí acudió ayer Albentosa, el futbolista más franco que ha pasado por A Coruña en varios cursos, y ante la pregunta de rigor, no se mordió la lengua: «Él juega su fútbol, yo el mío, el fútbol es un deporte de contacto, hay faltas, unas más bruscas, otras menos bruscas, él defiende lo suyo, yo tengo que defender lo mío, mi familia, y tengo que hacer lo máximo. Es evidente que a veces la gente se cabrea y hay entradas más bruscas, pero nunca con maldad». Ese fue el recado de un central al que los árbitros no perdonan su envergadura. No comete muchas infracciones (poco más de una por encuentro), pero ya ha visto tres tarjetas.

El Camp Nou es un escenario delicado para perder la paciencia, y el 11 de los de casa prometió ayer seguir en sus trece. «Si ellos no son felices así, solo pueden dar codazos y patadas. Yo no voy a cambiar mi juego», dejó dicho. Neymar y Albentosa se cruzarán mañana por tercera vez en sus carreras, cada uno defendiendo lo suyo, como recuerda el del Dépor. Cada uno a su manera.