Lucas Pérez, cuando Riazor recuperó el orgullo

Fabián Bouzas

TORRE DE MARATHÓN

El coruñes llegó como un desconocido y se marcha tras conquistar el corazón del deportivismo a base de compromiso, goles y liderazgo

17 ago 2017 . Actualizado a las 17:45 h.

Fueron solo dos años, quizá menos de los que querían y esperaban tanto el propio Lucas Pérez como el deportivismo, pero fueron veintiséis meses repletos de intensidad, experiencias y emociones que han acabado erigiendo al jugador como un referente de la afición del Deportivo.

Un adiós precipitado por el pago de la cláusula de rescisión por parte del Arsenal, los gunners se llevan un delantero de talla mundial y rompen, de paso, el breve pero intenso idilio de un jugador con el club de su vida, con su afición y con los colores que siempre anheló vestir. Porque el gran sueño de Lucas siempre fue ese, el de la rutina que ha estado viviendo en estos últimos dos años. Jugar en el Deportivo, vivir en A Coruña y convertirse en la referencia absoluta herculina a base de goles y talento.

Pero la historia no siempre prometía un desarrollo tan idílico, al revés, muchas veces estuvo mucho más abocada al fracaso que al éxito. Porque Lucas Pérez llegó a A Coruña el 11 de julio de 2014 entre la indiferencia, era una apuesta de la dirección deportiva pero su fichaje apenas había despertado expectación. El deportivismo recibía con agrado la llegada de un jugador coruñés pero del que apenas había referencias. Al aeropuerto de Alvedro, a su llegada apenas unos pocos amigos y familiares esperaban su llegada.

PACO RODRÍGUEZ

Un inicio de pesadilla

Lucas Pérez llegaba a un Deportivo recién ascendido, pero marcado por la inestabilidad. La directiva herculina acababa de destituir a Fernando Vázquez y contrataba a Víctor Fernández para la vuelta a primera división. Para Lucas, tampoco nada sería fácil en la etapa inicial como herculino. En su primer entrenamiento como deportivista, el de Monelos sufría un esguince de rodilla que le traería de cabeza en los meses siguientes y que le hizo perderse la gira americana aquel verano. Cuando se recuperó, en el Teresa Herrera, último compromiso antes del inicio de liga, Lucas sufría una lesión muscular en el recto anterior del cuádriceps de su pierna izquierda. Un percance que se convertiría en su peor pesadilla.

El delantero se ejercitaba a diario en Abegondo junto al readaptador del Deportivo para recuperarse, pero pasaban las semanas y Lucas Pérez no encontraba sus mejores sensaciones. Lo que debía ser una baja de varias semanas se convertía en una ausencia de varios meses ante una lesión que no acababa de dar tregua. Mientras eso ocurría fuera del césped, un Deportivo tremendamente irregular merodeaba el descenso dejando muchas dudas en juego y resultados.

GONZALO BARRAL

Al fin, en la jornada ocho, todavía mermado físicamente, Lucas Pérez debutaba con el Deportivo y por fin su suerte comenzó a virar. Ante el Valencia, en Riazor y con la necesidad imperiosa de sumar los tres puntos, el Deportivo realizaba uno de los mejores partidos de la temporada goleando 3-0 al entonces líder del campeonato y Lucas Pérez debutaba abriendo el marcador y empezando a focalizar las miradas de la afición. Su celebración escondía una mezcla de alivio, rabia acumulada y frustración. Se besó el escudo, miró a la afición y se sacaba de encima meses de infortunio en forma de lesiones y años de sacrificios en su emigración al fútbol ucraniano y griego.

Desde entonces, el deportivismo se entregó a Lucas Pérez, que veía en él el símbolo que llevaban años buscando. Su compromiso, su fidelidad y su deportivismo contagiaban a la grada que se veía representado por un jugador de carácter y comprometido con el Deportivo.

En la segunda vuelta, Lucas Pérez empezó a demostrar detalles de su enorme caudal de talento. Disputó veintiún partidos de liga y anotó seis goles, uno de ellos en la última jornada de liga en el Camp Nou ante el FC Barcelona, en aquella agónica salvación que marcó un antes y un después en esta última etapa herculina. En la madrugada de aquella noche, miles de aficionados recibían a Lucas Pérez y sus compañeros en Alvedro para celebrar la salvación. Once meses después de su llegada, a los familiares y amigos que entonces le aguardaban en el aeropuerto se le unían miles de deportivistas entregados al talento del coruñés.

Marcos Míguez

Explosión definitiva

Todo ello fue la antesala de lo que sería la temporada 2015-2016, la explosión definitiva de Lucas Pérez como jugador. El Deportivo apostó por él pagando al PAOK griego 1´5 millones de euros para hacerse con sus servicios de manera definitiva y el jugador respondió.

Con la ausencia de lesiones y tras hacer una pretemporada con total normalidad, Lucas firmó la mejor temporada de su carrera deportiva. A las órdenes de Víctor Sánchez el delantero disputó 36 partidos de liga y anotó 17 goles y seis asistencias. La permanencia del Deportivo no se entendería sin la crucial aportación del delantero, que a cada gol y cada gran actuación llamaba cada vez más la atención de los grandes clubes europeos. Riazor volvió a sentir lo que suponía contar con un delantero de primer nivel, un ariete vertical y letal vestido de blanquiazul.

PACO RODRÍGUEZ

Con un Deportivo en franca progresión económica y deportivamente, el Arsenal paga en la última semana de mercado su cláusula de rescisión. Lucas Pérez se va a un club grande de la Premier League para dar un paso adelante en su carrera. El club londinense le dobla el sueldo que cobraba en el Deportivo, allí jugará la Champions League y jugará cada quince días en uno de los grandes estadios de Europa.

Un adiós que pone fin a una historia idílica y romántica. El poderío económico de la Premier League ha acabado por resquebrajar la idea del Deportivo de ver a Lucas retirándose como herculino. El club le llegó a ofrecer un contrato hasta los 35 años pero la oferta gunner era irrechazable. Es difícil calibrar quien pierde más en la operación; el Deportivo ve como su caja se llena de millones pero ve irse a la principal estrella del equipo y además, también el jugador más carismático del club. A su vez Lucas pierde su gran ilusión, la de jugar y disfrutar con el club con el que siempre soñó hacerlo y con los suyos cerca.

CESAR QUIAN

Es hora de separar los caminos que un día se juntaron, pero que sea en paz. El Deportivo ha hecho mejor a Lucas y Lucas ha hecho mejor al Dépor.

Los destinos se separan pero los sentimientos permanecen y para Lucas Pérez, como para todo el deportivismo, les quedará siempre el recuerdo de haber disfrutado del fútbol a orillas de Riazor, con la blanquiazul enfundada y una sonrisa en el rostro. Ya puede contar con orgullo que disfrutó haciendo realidad el gran sueño de su infancia.