Otro estreno en tierra maldita

TORRE DE MARATHÓN

Chema Moya | Efe

El debut de Róber estuvo marcado por las circunstancias adversas, como el de Insua hace tres años

13 mar 2016 . Actualizado a las 16:55 h.

Era diciembre, hacía frío y no levantaba cabeza el Dépor. Estaban las cosas como para ir al Calderón. A Marchena se le hizo un poco larga su elongación en el bíceps, así que Insua tuvo la suerte de estrenarse como titular en Primera en medio de un bombardeo, y con Roderick como única escolta. El portugués sirvió apenas como alivio a la soledad frente a un desatado Falcao. Cinco goles hizo el tigre aquella noche que se tragó a Insua para no devolverlo hasta que tocó personarse en el Camp Nou (Marchena había sido expulsado justo antes de la visita al campo del líder).

Aquel salto al vacío en campo colchonero fue un pesado bautismo para el de Arzúa, cuyo bagaje en la máxima categoría se reducía por entonces a once minutos de resistencia en San Mamés. Ni siquiera una gloriosa campaña en Segunda le liberó del sambenito que este año le obligó a exiliarse para seguir brillando en Leganés. Más de tres años después, un nuevo central del Fabril ha encontrado sitio en el primer equipo. Otro canterano ha sido llamado a filas para hacerse cargo de una papeleta en el Calderón. 

Róber se ejercitó esta semana con los mayores. Sus carreras al lado de Arribas en Abegondo fueron las primeras después de varias semanas de trabajo en solitario para superar problemas físicos. En la ciudad deportiva formó de central, como en los duelos coperos en los que Víctor ya le había dado minutos. Antes, durante la pretemporada, había actuado en alguna ocasión como improvisado lateral derecho. Ayer, su puesta de largo en Primera le pilló con Manuel Pablo echándose una mano al muslo y Navarro bajo amenaza de sanción. El míster eligió improvisar un carrilero izquierdo y le confió la tarea a un coruñés de 21 años que saltó al campo en frío para encontrarse con el 2-0 antes de haberse ajustado al nuevo rol.

Reaccionó tarde Róber cuando se trataba de mantener la línea y Griezmann burló el fuera de juego para batir a Lux. Injusto debe en el bagaje del chaval que al menos tuvo el aplomo de intentar resarcirse de inmediato. Se ofreció desde su esquina a pie cambiado para, al menos, colaborar en la salida del balón. Lo sobó más que Bergantiños, Luis Alberto, o el apestado Jonathan, confinado en aislamiento por el dibujo inicial. El esfuerzo pasó factura y el fabrilista cerró el duelo apretando los dientes por un problema muscular.

La nobleza colchonera

Lesionado, como Manuel Pablo y como Lux. El portero hincó la rodilla ante Correa y sufrió la conocida deportividad colchonera. El 3-0 a falta de cinco minutos no movió al Atlético a la contención. Por el contrario, olió la sangre de la herida del meta y se tiró a degüello. Hasta Óliver quiso lucirse marcándole a un cojo desde la medular. Por algo es tierra maldita el Calderón.