Viene el Granada con nuevo entrenador, Abel Resino, en quien el club andaluz deposita sus esperanzas de salvación en el que fue buen portero del Atlético de Madrid. Con otros equipos, y en fechas no lejanas, Abel logró superar situaciones críticas y ahora, en Granada creen que repetirá suerte, empezando por ganar en campo coruñés adonde amenazan que acudirán con todo para conseguir el intercambio (?) de puestos en la clasificación. Parece difícil el objetivo de los andaluces, pero en el fútbol todo es posible y para que así suceda es necesario para el Granada ganar en Riazor. Un empate no les bastaría, tanteo a quienes en otros momentos puede valer porque cuentan a su favor con el golaveraje, dado que vencieron (2-1) en el partido de la primera vuelta.
Como verán, la Liga complica más y más a los equipos que luchan por salir de la zona peligrosa.
En situaciones así, cesar al entrenador es una de las decisiones más cómodas para las directivas que buscan calmar a sus hinchadas, pero el resultado suele ser siempre muy dudoso. Funciona, pero de tarde en muy tarde y es algo que el Deportivo tiene ya experimentado. En la temporada 1952-53 fueron nada menos que cinco (5) los técnicos que pasaron por el banquillo deportivista, por este orden: empezó la Liga con Casal, sustituido por Toba, quien sería relevado por Fernando Fariña que aguantó muy poco y marchó pronunciado la frase de «esto no lo arregla ni un médico chino». A Fariña lo sustituyó Waldo Botana, en tanto no se llegó a un acuerdo con Helenio Herrera quien conseguiría evitar el inminente descenso coruñés, ganando al Celta por 3-1 en Balaídos, una tarde lluviosa del 12 de julio de 1953 fecha grabada en la historia del Deportivo y recordada por los deportivistas de más edad.
El exdeportivista llega cedido por el Atlético y será la cuarta incorporación del Granada en el mercado invernal tras las contrataciones de Lass Bangorura, Robert Ibáñez y Emanuel Insúa.