«Ante el Levante empezamos a creer en que sí se podía»

iván antelo A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

«¿Amañado? ¡Nos dieron patadas!», dice el técnico del duelo del 2013

07 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Dépor juega el viernes (20.45 horas; Canal + Liga y GolT) en el campo del Levante. La última vez que lo hizo allí fue en abril del 2013, en un partido especial por ser el inicio del milagro que apunto estuvo de perpetrar Fernando Vázquez y su equipo de trabajo, ilusionando a aquel grupo que estaba derruído anímicamente. Ganó 0-4, con Manuel Pombo dando instrucciones desde el banquillo, pues el de Castrofeito se encontraba sancionado. Pombo atendía ayer a La Voz y recordaba las particularidades de aquel duelo, que incluso llegó a estar bajo sospecha de amaño.

-¿Qué recuerdos le quedan de aquel encuentro contra el Levante?

-Estábamos en una situación complicada y, aunque habíamos salido hacia adelante, confirmó la mejoría para salir del descenso directo. Después de todo el buen trabajo que habíamos hecho durante la semana, ese gol de Valerón, el primero del partido, fue una alegría inmensa. El equipo tenía mucha confianza y la verdad es que lo acabó transmitiendo en el juego y en el resultado final.

-¿Cómo se coordinaba con Fernando Vázquez?

-Teníamos un teléfono en el banquillo. Él mandaba las instrucciones al móvil, y me trasladaban la información para que yo se la pasase a los jugadores. Pero bueno, realmente fue un partido muy sencillo para dirigir. Teníamos unas estructuras de juego muy bien definidas, muy bien trabajadas durante la semana, y el partido salió muy bien, tal y como lo habíamos previsto, así que el equipo realmente trabajó para mantener resultado y no hubo que cambiar apenas nada.

-¿Cuál es la primera imagen que le viene a la mente de aquel día?

-En general mucha alegría, pero si tengo que quedarme con una, es la de aquel gol de Valerón, con todo lo que implicaba. Ver a Valerón, que en partidos atrás estaba en el banquillo y lo daba todo animando a sus compañeros, dándoles confianza, y ese día que sale de titular marca... Fue una sensación fantástica.

-Incluso más importante que el resultado, fue las sensaciones que transmitieron.

-Exacto. El vestuario empezó a creer en nosotros. EL trabajo táctico funcionó. El partido fue lo que Fernando había pensando y eso también es importante para que los jugadores creyeran en nosotros. Para que confiaran en lo que nosotros les explicábamos.

-Aquel día los aficionados también se volcaron con ustedes.

-Hubo una comunión tremenda con el público. Había alegría, confianza en nosotros... Fue un momento de una comunión final muy muy buena. Recuerdo a la gente que se había desplazado hasta Valencia animando desde el principio. Al acabar el partido los jugadores fueron allí y fue todo muy especial. Una unión entre todos perfecta. Ante el Levante empezamos a creer en que sí se podía.

-En la previa se le vio convencido de que iban a ganar.

-Sí [risas]. Los estados emocionales son muy importantes, y aquella semana veía la confianza que tenía el grupo. Nos tenía que dar frutos.

-Posteriormente se especuló mucho con que aquel partido podía estar amañado.

-Sí, y me quedé sorprendido al escuchar aquello. A pie de campo se veía que ellos habían planteado su partido pero se encontraron con que los nuestros salieron a cien por hora. Nuestras cortinas tácticas funcionaron y conseguimos superarles.

-También se dijo que podía ser una cuestión de ellos, con temas de apuestas...

- Sí, pero no lo creo tampoco. Metieron el pie, corrieron, nos atacaron... ¡Nos dieron patadas!

-¿Qué os decían vuestros jugadores?

-La gente se quedó también muy sorprendida por todo aquello que se decía. Se jugó al cien por cien. El ajuste defensivo que utilizaban nos dificultaba transitar el balón y los jugadores tampoco observaron nada extraño desde dentro. Lo que pasa es que nosotros jugábamos con moral de salvación. Habían sido semanas muy buenas de entrenamientos.

-¿No bromeó con Fernando por aquello de que con usted en el banquillo el equipo jugaba mejor?

-Sí [risas]. Yo era el imbatido [más risas]. Pero realmente el culpable de las victorias fue Fernando. Yo trabajo para él.