Víctor Fernández: «La afición y el peso de la camiseta van a influir mucho en los partidos»
TORRE DE MARATHÓN
El técnico explica que a la hora de fichar se ha apostado «por jugadores jóvenes y con hambre»
07 ago 2014 . Actualizado a las 21:24 h.Víctor Fernández (Zaragoza, 1960) apenas pisa la habitación de hotel. Su vida transcurre en Abegondo, desde las 8 hasta la noche. La entrevista se desarrolla en su nuevo despacho, todavía a medio montar, antes de que el técnico se sume al asado organizado por Germán Lux.
-Está cerca de cumplir un mes como entrenador del Deportivo, ¿alguna sorpresa?
-Pocas. No estoy para juzgar lo que estoy viendo, sino para adaptarme y mejorarlo. Veo una cosa fundamental que es la voluntad de mejorar. Esta es gente ambiciosa que no quiere estar de paso. Quieren devolver al Dépor al lugar que le corresponde. Primero, dándole una estabilidad económica que no tiene. Y unido a ello, siguiendo en Primera. Aquí siento mucho afecto y también protección y respaldo. La idea que me explicó y me impuso el presidente desde el primer momento es que tenemos que ser un equipo absolutamente solidario y unido porque todos juntos será más fácil salir de esta situación. También percibo un ambiente social en el que está asumida la realidad del Dépor. Todo el mundo está con los pies en el suelo y sabe que este es un proceso largo, duro, difícil? Que no se va a resolver ni en un año ni en dos. Pero creo que se ha elegido la senda adecuada, por convicción y también por imposición y control de la Liga.
-Dijo hace poco que afronta por primera vez el reto de la salvación ¿Qué saca de ello?
-Esta experiencia me va a enriquecer porque el punto de partida es complicado y los recursos son escasos. Tenemos que hacer un equipo para salvarnos pero sin renunciar a ser ambiciosos. No podemos renunciar a ser felices.
-Bueno, en su primer año en el Zaragoza salvó la categoría por un partido.
-Lo que pasa es que aquel Zaragoza que se salvó a última hora, en los últimos tres meses que lo cogí yo, al año siguiente solo hizo tres fichajes y pasó a entrar en Europa. Aquí la situación es diferente porque estamos en un proceso de reconstrucción. Eso supone la entrada de muchos futbolistas y que esto se esté dilatando en el tiempo. Pero tengo que decir, para alguno que se pueda poner nervioso, que estoy frenando muchas operaciones, siendo muy selectivo. Mi experiencia me dice que fichar por fichar y dejar entrar a cualquier futbolista supone una carga económica, un reproche social y sobre todo una pérdida de credibilidad tremenda.
-¿Hay tiempo para poder elegir?
-Estamos en tiempo. Aunque a todos nos daría mucha tranquilidad y nos aliviaría un poco en la tensión que podamos tener que esta semana vinieran dos o tres jugadores. Aunque solo estén en el Teresa Herrera en el palco.
-Están llegando muchos cedidos. ¿Eso no podría reducir su implicación en el proyecto?
-Es un riesgo. Puedes apostar por jugadores veteranos ya de vuelta, que tienen muy marcada una fecha de caducidad, o por otros con más juventud y más hambre, cedidos. Y eso es este año, porque según me han dicho los dirigentes si nos mantenemos la situación será diferente. Nosotros hemos apostado por jugadores jóvenes con hambre. Por ejemplo, si algo está demostrando José Rodríguez es que tiene unas ganas tremendas de abrir las puertas de Primera y ser protagonista. Y eso es contagioso. Y los que van a venir, excepto uno o dos, también quiero que tengan ese hambre. Aunque me gustaría que en cada línea pudiéramos fichar un jugador con jerarquía y experiencia y rodearlo de jóvenes. En eso están de acuerdo todos en el club, pero es difícil, claro.
-¿Dónde ve al Dépor si llegan esos con los que se negocia?
-Eso es hablar de hipótesis. Solo puedo decir que si llegan los seis por los que estamos luchando a muerte vamos a hacer un equipo competitivo para pelear con cualquiera en cualquier partido. Obviando a los grandes, claro. Y tenemos más razones que los demás para estar ahí. Razones que son la afición, entregada y con ilusión, y la historia. Esa afición y el peso de la camiseta del Dépor va a influir mucho en los partidos. La marca Dépor la sigo utilizando cuando tengo que hablar con algún chico para convencerle. Y pesa. Ahora menos, pero lo tenemos ahí para agarrarnos.
-Hemos hablado con varios ex jugadores suyos y algunos no guardaban buen recuerdo. ¿A que se debe? ¿Hay peligro de que aquí suceda?
-Una virtud, que puede ser también un defecto, es que digo las cosas a la cara. Y si una persona no es inteligente a veces no es fácil de asimilar. Ahora hay que tomar decisiones muy delicadas a nivel humano. Aquí hay futbolistas a los que yo ya he hablado a la cara. A nivel personal puedo ser de una forma, pero a nivel profesional tengo que tomar otro camino. A veces lo más fácil para el entrenador es refugiarse en la política del club y que por ejemplo te canalicen las salidas. Yo prefiero dar la cara para que mi conciencia esté tranquila.
-¿Prefiere mantener la distancia con el jugador?
-Lo que me gusta es el respeto. Basado en la disciplina y la justicia en la toma de decisiones. Al futbolista te lo tienes que ganar por conocimientos y porque vean que eres justo. Después ya entrarán los detalles externos que puedan condicionar una opinión, pero donde te tienen que valorar es en el apartado profesional. A mí me gusta estar cerca del futbolista, pero sabiendo que cada uno tenemos nuestra parcela.
-¿Y con los del Dépor? ¿Los descartes ya saben que saldrán?
-He hablado con varios personalmente. Son decisiones independientes a que vengan o no los nuevos. Algunos me gustaría que salieran ya, pero hay que dejar pasar un poquito el tiempo. Y luego, los jugadores no son tontos. Perciben por dónde va el enfoque del entrenador y ven que tienen un papel y que para cambiarlo van a tener que entrenar muy bien. Espero y deseo, por el bien de los que van a salir y del club, que se encuentre una solución cuanto antes. Esta es la semana en la que todo el mundo sabrá dónde se encuentra. Yo asumo esa responsabilidad porque creo que es mi obligación. A lo mejor eso me desgasta, pero me honrará más ante el futbolista.
Durante el reciente viaje a Portugal, Víctor Fernández pasó varias horas enganchado al ipad, viendo fútbol. En su despacho hace lo mismo.
-¿Es por necesidad o adicción?
-Porque me gusta y porque es necesario. Parte del éxito de la temporada dependerá de que acertemos en el 70% de los jugadores que vengan. Es difícil acertar en el 70%. Después los tendré que entrenar y acoplar bien, pero el punto de partida es ese. Me gusta saber qué perfil de jugador es el adecuado. Y sobre todo las mezclas. Jugadores que no tengamos y que mezclen bien y nos den diferentes alternativas.
-¿Cuantos quiere en total?
-Necesito un grupo sano, unido, leal, en el que todos piensen lo mismo. Por eso quiero solo 22 jugadores. No más. 22 jugadores y luego los del filial. Una competencia feroz de dos por puesto, que cualquiera tenga opciones de ser titular. Sana, sí, pero feroz.
-¿Luego los del filial? ¿En su cabeza está contar con ellos?
-La base primero es que se trabaje en el filial, ojalá en la línea del primer equipo. Mosquera me transmite buena química. Me pasa información todas las semanas. Pero todo sabiendo que si vienen los que queremos no va a ser fácil jugar en el Dépor. Hasta ahora creo que sí ha sido fácil. Si logramos que sea difícil querrá decir que nos hemos enriquecido con los que hemos traído.
-¿Cree que su pasado en el Celta va a condicionar de algún modo su paso por el Dépor?
-La ventaja es que aquí ha habido muchos entrenadores con un pasado similar al mío. Yo no soy ninguna novedad en el Dépor en ese sentido ni seré el último. Hay un punto de partida que todos los entrenadores damos para cubrirnos, un «prometo dedicación, profesionalidad, compromiso?» Pero eso es verdad. Lo digo porque lo siento y porque me voy a entregar y porque estoy muy ilusionado. No vengo a pasar el rato. Vengo a salir triunfador. Lo único que puedo decir es que voy a ser fiel a mis ideas. Dentro de las posibilidades que me está ofreciendo el Dépor, claro. Sé que el objetivo es salvarnos, pero yo voy a intentar salvarnos con el fútbol que siempre he defendido.
-Circula por las redes sociales que usted dijo que prefería que el Barça ganase la Liga al Dépor y que nunca entrenaría aquí.
-Yo digo que me lo demuestren. Que me demuestren esa falacia. Que me traigan un periódico o una cinta de la radio con esa declaración. Quien dice eso es gente malintencionada y tóxica. Para mí hay una cosa muy importante: la credibilidad y la honestidad. Ahora es muy fácil lanzar un bulo, pero yo no pierdo ni un segundo en eso. Lo único que quiero es luchar por el Dépor. Triunfar con las ideas que me han llevado hasta aquí. Y se me juzgará por eso. No porque lleve 20 años entrenando en Primera, haya ganado títulos con otros equipos o haya entrenado al Celta. Me juzgarán por lo que haga en el Dépor. Me ganaré a la afición con trabajo, con dedicación y con triunfos. No voy a cambiar ahora. Es difícil tener 600 partidos en Primera a mi edad sin nada detrás. Siento en la calle que la gente desea mi éxito porque es el del Dépor. Y el cien por cien de los seguidores quieren que le vaya bien a su equipo. Si hay alguno que no, es porque es tóxico. El tiempo dirá si soy capaz de ganarme el corazón de los deportivistas.
-¿Su estilo es realmente innegociable? ¿Pase lo que pase?
-La táctica llega hasta donde alcanzan las posibilidades técnicas de los futbolistas. Estamos mirando jugadores con buen pie, dentro de nuestras posibilidades. Eso es un buen punto de partida.
-¿El modo de salir de su predecesor le provoca inseguridad?
-No. Aquí tomaron una decisión de máximo riesgo y cuando uno es muy profesional tiene que estar al margen de cualquier tipo de comentario en cualquier decisión que tomes. A mí cuando se produjo el tema de Fernando y me llamaron al día siguiente no me explicaron el motivo ni pedí explicaciones, aunque luego sí me las dieron.
-¿No había tenido contacto con la directiva antes de la destitución de Fernando Vázquez?
-Jamás.