El Deportivo también sufre a nivel defensivo

M. P. R.

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El promedio de goles encajados en lo que va de segunda vuelta casi dobla al de la primera

10 mar 2014 . Actualizado a las 19:35 h.

Corren tiempos de duda en el Deportivo de La Coruña, al que el espejo de la clasificación le devuelve una imagen bonita que sin embargo no es capaz de plasmar en el campo. Instalado aún en la zona muy alta de la tabla y en plena lucha por el campeonato y el ascenso directo, lleva semanas de zozobra deportiva, incapaz no sólo de mejorar su faceta ofensiva, sino que además añade sufrimiento en su principal baza: la firmeza defensiva.

El Deportivo ha encajado en las ocho jornadas de la segunda vuelta un promedio de goles que casi dobla al que registro en toda la primera vuelta. Acumula 9 tantos en 8 partidos, cuando en las primeras 21 jornadas encajó 14. Fernando Vázquez ha mostrado en varias ocasiones su frustración por la incapacidad de su equipo de ser mejor con la pelota, pero ahora se le abre un frente inesperado porque en las últimas semanas, equipos instalados en la zona de descenso le han hecho gol (Hércules, Alcorcón y Mirandés) y han empeorado los números del mejor equipo defensivo de la Liga.

Mientras continúa en mitad de la tabla en cuanto a eficacia goleadora, el Dépor ya no es el que menos encaja de Segunda. El Eibar le ha mejorado (21 goles) y el Numancia le ha igualado (23). También ha perdido su condición de equipo que más veces ha dejado a cero su portería. El Eibar (16 jornadas), el Lugo y el Numancia (ambos con 15) superan las 13 del equipo coruñés, que en lo que va de Segunda vuelta sólo se ha quedado sin encajar en un partido (en Córdoba).

La llegada de Lopo en el mercado de invierno para suplir la marcha de Kaká ha animado a Vázquez a usar el sistema de tres centrales en a mayoría de partidos de la segunda vuelta y en diferentes circunstancias. El baile en los laterales, las lesiones y sanción de Marchena y el encuadre de rostros nuevos en el centro del campo pueden explicar la porosidad de un Deportivo que también sufre sin balón, como se pudo ver en Riazor contra el Hércules.

Sin olvidar el perenne problema en la defensa de acciones a balón parado. «No me gusta que perdamos el control, que los partidos se descontrolen», dijo el técnico deportivista en alguna ocasión, refiriéndose a que verse dominado no es un problema para él siempre que el equipo no se desubique. Pero en lo que va de segunda vuelta, el Dépor también sufre en ese aspecto.