¿Hace falta algo más? El informe de auditoría da un varapalo tremendo a Lendoiro y a su modo de hacer las cosas. A estas alturas, ya eran legión aquellos que sabían que las cuentas anuales que presenta el todavía presidente eran una acumulación de mentiras. Pero el hecho de que, por fin, una profesional de la auditoría de cuentas ponga negro sobre blanco, desnuda la credibilidad de alguien al que hasta hace poco le daba igual que votasen los muertos, que la deuda con Hacienda fuera de treinta o noventa millones o que un grupo de accionistas le pidiera legalmente y con todo el derecho del mundo, que convoque elecciones.
El demoledor informe que ha elaborado la empresa Auren nos recuerda también cómo es posible que alguien como Lendoiro se haya mantenido en el poder blanquiazul a pesar de que la historia de su gestión ha sido la historia de una trampa retransmitida. También cabe preguntarse cómo puede suceder que después de un año de concurso de acreedores, bajo la tutela de un juez, una administración concursal y la observación de un gran número de acreedores, Lendoiro siga hoy dirigiendo el Deportivo. O fallan las leyes, o fallan los responsables de que se apliquen. Pero si alguien que tiene alergia a los libros de contabilidad, a los registros mercantiles, a la democracia y que no sabe lo que es decir una verdad en los balances, puede perpetuarse al frente de una sociedad anónima, es para mirárselo.
Si el viernes o el sábado, cuando quiera que sea la junta de accionistas, Lendoiro siguen campando a sus anchas, pisoteando leyes y riéndose del todo el deportivismo, no será él el único responsable. Ni tampoco aquellos que le han acompañado en su viaje al margen de la ley. Desde hace tiempo se viene anunciando el temor a que el fin de semana se asista a la crónica de un pucherazo anunciado. ¿Es qué nadie puede hacer nada al respecto?