Los goles de Fernando Vázquez

Pedro José Barreiros Pereira
Pedro Barreiros A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

El técnico protagoniza de la mano de un vestuario serio y solidario el momento dulce del Dépor

20 nov 2013 . Actualizado a las 16:50 h.

El Dépor alcanza la velocidad de crucero propulsado por un vestuario de futbolistas responsables y solidarios, así como por los desvelos de su entrenador. Si la pasada temporada Fernando Vázquez se quedó a un paso de obrar el milagro de la permanencia en un equipo desahuciado, ahora abandera un bloque disparado hacia el liderato de Segunda tras un verano repleto de dudas y sobresaltos. Estos son los aciertos del técnico después de tres meses de competición.

Presión

Cara visible, ídolo y parapeto del equipo ante la afición de Riazor

Fernando Vázquez está completando un buen manejo de vestuario. Desde que llegó se convirtió en ídolo y, al mismo tiempo, en parapeto ante la afición. Sus declaraciones siguen una línea mesurada, siempre en busca de soluciones y sin ofrecer una sola queja. Solo se le recuerda que levantase la voz con motivo de la ausencia de un tercer delantero en la plantilla. «Podríamos decir que cometimos un error por esperar tanto por Geijo. Todos lo cometimos», declaró siempre con la primera persona del plural en la boca, es decir, mientras se incluía en el posible error cometido, no para señalar culpables.

Cantera

El empujón definitivo a Insua, un central para disfrutar durante muchos años

El rendimiento de Insua se ha disparado en unos meses. El joven central ha dado un paso adelante respecto al debutante de la pasada temporada, cuando saltó al campo para marcar a Llorente, Falcao y Messi. Ahora se convierte en el nuevo guardián deportivista, el cerrojo de un exitoso sistema defensivo que dispara al Dépor como el equipo menos goleado de Segunda. Y el entrenador sigue cocinando a fuego lento el futuro del juvenil Bicho.

Táctica

La búsqueda constante del máximo rendimiento de unos futbolistas serios y solidarios

Entre las virtudes de la plantilla deportivista figura la extrema responsabilidad en el trabajo y la solidaridad con el compañero. Así, es más fácil obtener resultados, porque el bien colectivo figurará siempre por encima del lucimiento personal. Vázquez se esfuerza por multiplicar estos aspectos positivos con frecuentes cambios de sistema (incluso en el transcurso de los partidos) y de jugadores para aprovechar estados de forma o solucionar defectos que puedan surgir.

Discurso

Tranquilidad sin euforias ni victimismos, pese al gran inicio de temporada

«La derrota forma parte del camino», reza el lema que Fernando Vázquez mantiene colgado en la pizarra del vestuario deportivista. Con una plantilla muy inferior en cuanto a talento a la que el Dépor disfrutaba hace dos temporadas en Segunda el técnico se ha esforzado desde el primer día por regatear la euforia. «Hay un margen para optar a Primera. [Los últimos equipos que han subido] Son 9 derrotas y 16 empates. Ese es el margen», se ha esforzado por repetir en diferentes momentos de la temporada. No hay altibajos en su discurso y todos los candidatos a la presidencia del club se han manifestado proclives a su idoneidad.

Ambiente

Convertir el fútbol en la mejor noticia para el deportivismo jornada tras jornada

Pese a la falta de experiencia en la categoría de buena parte de su vestuario, el Dépor disputará el domingo (18.15 horas, la Sexta) en Ponferrada la decimoquinta jornada de Liga en segunda posición de la clasificación, a un punto del líder y con serias posibilidades de finalizar el año encaramado a la primera plaza. El ambiente enrarecido que rodea al club, que salta de las páginas de deportes a las de economía, y desde aquí a las de tribunales y a las de sucesos, no trasciende los muros de Abegondo, que disfruta de su particular burbuja gracias a su espectacular racha de resultados.

Filosofía

Devolver su verdadero valor a una cantera desprestigiada durante años

De la mano de Vázquez el deportivismo redescubre con éxito una base olvidada. Desde hace años, la cota más alta que podía tocar un joven futbolista coruñés que optase por formarse en A Coruña era el Fabril. Así sucedió durante años, en los que el abarrote en el vestuario del primer equipo servía de tapón para jóvenes jugadores formados en la casa, que no tenían ni la más mínima posibilidad de llegar a le élite. Así, el filial se convertía en su estación término y se perdieron generaciones enteras de canteranos, como aquella que se coronó campeona de España juvenil en 1996, pero en la que solo Dani Mallo llegó a pasar varias temporadas en el primer equipo.