Según trascendió ayer, en la propuesta de convenio de NCG para el Deportivo podría incluirse una extraña posibilidad. Se trata de ofrecer una quita del 32 por ciento condicionada a una aportación de capital. Lendoiro dispondría de un mes para lograr 16 millones de euros en una ampliación de capital. En caso de que no lograra la cantidad, la quita iría creciendo.
Tal cuestión resulta más que llamativa, dado que no hay que olvidar que una quita de un 32 por ciento es prácticamente la máxima que se puede realizar sin que se abra la pieza de calificación. Es decir, con esta quita Lendoiro podría irse de rositas tras haber arruinado el Deportivo y haber cometido numerosas irregularidades en su gestión. Al mismo tiempo, el club quedaría durante un montón de años atrapado en una deuda enorme que le haría malvivir. El perjudicado sería el Deportivo y el beneficiado sería Lendoiro. Llama más la atención que quien ofrezca tal salida sea un banco marcado por las preferentes y que ha tenido que ser salvado por todos los españoles.
¿Por qué un 32 por ciento y no un 34? La condición es tan extraña que no hay que ser muy suspicaz para sospechar que pueda tener una trastienda.
En cualquier caso, no deja de ser una obscenidad pensar que quien ha arruinado el Deportivo, endeudándole hasta los 156 millones de euros (26.000 millones de pesetas) puede comprar su impunidad si consigue cierta cantidad de dinero. Si el muñidor de la idea decidió la quita del 32 como un premio (eludir responsabilidades) a la obtención de liquidez, no puede causar más que repugnancia. Sería mercadear de manera sucia con el noble nombre del Dépor.
Cabe recordar que Lendoiro, de oficio, tiene la obligación de lograr dinero para el club. Y que hasta la fecha ha fracasado en rimbombantes ampliaciones de capital. ¿Cómo el banco puede jugar así con el Deportivo? ¿Cómo quien gestiona dinero ajeno puede siquiera plantearse dejar al frente del club a quien lo ha hundido y lo ha gobernado despreciando la ley?