Anda Lendoiro enfrascado en la búsqueda de filtradores fantasma que airean el tufo pestilente de su gestión. Busca a los culpables de que todo el deportivismo comience a estar informado sobre cuál es la verdadera situación del Deportivo, quién lo ha llevado hasta ahí y con qué métodos.
Es obvio que el filtrador no fue el propio Lendoiro, porque desde hace diez años mantiene un veto informativo a este periódico. En cambio, sí que fue filtrando a todo el mundo un discurso según el cual el Deportivo vivía en una Arcadia feliz. La Voz filtró esas filtraciones propagandísticas bajo el tamiz del periodismo. Por eso, los lectores de este periódico no han pasado de repente del país de las maravillas al abismo en el que se encuentra el Deportivo. Durante años han sido perfectamente informados del verdadero escenario, muy diferente a la gran patraña difundida por Lendoiro. Porque de eso se trata en esta profesión: filtrar las filtraciones, si las hay, y transformarlas en informaciones, si las hay.