Récord de producción ecológica

x.r. alvite REDACCIÓN / LA VOZ

TERRA

ALBERTO LÓPEZ

Dos nuevos agricultores se incorporan a la actividad cada semana

27 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En apenas una década, la agricultura ecológica ha pasado de ser una actividad minoritaria a convertirse en una enorme oportunidad de presente y futuro para el campo gallego. De hecho, de las 14.168 hectáreas que estaban certificadas en el año 2010 se ha pasado a las más de 34.700 actuales en una tendencia que, según todo apunta, se mantendrá al alza durante los próximos años.

Más espectacular aún ha sido la evolución experimentada por el volumen de negocio de los productos bio -el mayor registrado en todo el ámbito agroganadero- que ha multiplicado por seis el que registraba hace tan solo diez años, superando los 108 millones de euros en 2020.

De hecho, ni siquiera la pandemia, que sí ha golpeado duramente a otros subsectores, ha logrado empañar un espectacular crecimiento interanual del 17 %. Detrás de este fenómeno se encuentra la percepción favorable de la mayoría de consumidores (el último barómetro publicado por el Ministerio de Agricultura la sitúa en el 75 %) hacia este tipo de productos que consideran más seguros y de mejor calidad que los convencionales. De igual modo, también dan por hecho que los alimentos certificados como bio están obtenidos haciendo un uso muy restringido de pesticidas, antibióticos o fertilizantes y que, en general, en su producción se han empleado mejores prácticas ambientales con mejores niveles también de respeto por el bienestar animal.

Esta circunstancia está provocando que el gasto medio por consumidor esté creciendo de forma importante durante los últimos años hasta situarse en los 46 euros anuales, la cifra más alta registrada nunca en Galicia, lejos todavía de los promedios que registran países como Francia (101 euros), Alemania (116 euros) o Dinamarca donde ya supera los 300 euros. Este buen comportamiento del mercado ecológico, caracterizado por unos mayores márgenes de beneficio para todos los operadores de la cadena, está sirviendo como incentivo para que muchos agricultores gallegos reorienten su actividad hacia la producción bio o, incluso, para que otros muchos apuesten por asentarse en rural para poner en marcha su explotación.

Tanto es así que, durante el año pasado, se incorporaron a la agricultura ecológica un total de 94 productores y 34 elaboradores, que elevan el censo total de los operadores reconocidos por el Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega) hasta los 1.310, justo el doble de los existentes en 2013.

 Leche

Tal y como sucede con el producto convencional, Galicia también es líder absoluto en la producción de leche ecológica a nivel nacional. Tanto es así que, de los más de 48,5 millones de litros que se certificaron el año pasado en España, 25,8 procedían de granjas gallegas, según se desprende de los datos que maneja el Ministerio de Agricultura.

Una actividad que generó un volumen de negocio superior a los 38 millones de euros. A día de hoy, hay censadas en la comunidad un total de 122 ganaderías -más de la mitad situadas en la provincia de Lugo- y otra treintena se encuentra en fase de conversión, un período que dura dos años desde la solicitud de inscripción en el Craega y durante el cual tanto los animales como las tierras se van adaptando a la que será su nueva realidad productiva.

En este sentido, además del cumplimiento exhaustivo de las normas relativas al bienestar animal, las granjas lácteas que produzcan en ecológico también se encuentran sometidas a distintas directrices en las que se regulan desde el tipo de pienso o los tratamientos veterinarios que pueden recibir los animales hasta las condiciones de alojamiento o transporte de las reses, pasando por los programas de abonado o de con trol de las plagas. Igualmente, dado que el pasto debe ser el alimento principal de ganado, se establece la obligatoriedad de que la explotación no puede tener más de dos vacas por cada hectárea de terreno disponible.

Muchas más imposiciones que las establecidas para las ganaderías convencionales pero que acaban teniendo su reflejo en el precio que perciben los productores gallegos por su materia prima. Así, mientras la leche normal se paga en origen a una media de 32 céntimos de euro por cada litro, el precio de la modalidad ecológica se dispara por encima de los 50.

El mar

Lo ecológico también llega del mar. La variedad de productos marinos avalados por el sello del Craega no dejan de crecer cada año y ya sitúa a Galicia como la principal certificadora de todo el estado, a enorme diferencia de Andalucía que ocupa el segundo lugar. La importancia económica de esta actividad queda de manifiesto en el hecho de que, durante el año pasado, la acuicultura marina generó unas ventas por valor de más de 20,5 millones de euros, lo que supone un incremento del 44 % en comparación con el ejercicio 2019. Detrás de este buen resultado económico se encuentra la creciente demanda de mejillón (se certificaron más de tres millones de kilos) y de las algas cuya producción ya ronda el medio millón de toneladas. También de las conservas de pescados que, en apenas un lustro ha multiplicado por cuatro su volumen de negocio pasando de los 4,1 millones que generaba en 2015 a los 14,2 contabilizados el pasado año.

También se constata un repunte en el número de productores y de operadores que apuestas por comercializar mejillones o algas bajo el sello de ecológico. Para conseguirlo, sin embargo, deben cumplir unos rigurosos criterios establecidos por la normativa europea y que van desde la ubicación de las bateas (solo pueden estar situadas en aquella aguas de mayor calidad) hasta los materiales utilizados en su construcción o el número máximo de cuerdas por cada metro cuadrado.