Vivir de la música en la actualidad solo lo consiguen unos pocos afortunados que han sabido jugar sus cartas con cabeza y al servicio de sus fans
14 ene 2015 . Actualizado a las 10:13 h.La música vive días difíciles, y no lo decimos por la última canción que suena en la radio a todas horas. Hoy por hoy, vivir -y hacerlo bien- de la música solo lo consiguen unos pocos afortunados que han sabido jugar sus cartas con cabeza y, sobre todo, al servicio del mercado con la máxima de que el público es el que manda. En la generación en la que Internet domina el mundo, la forma de crear y distribuir música ha cambiado de forma drástica de unos años para aquí empezando en que lo que tira ahora es la venta de singles (que suelen costar menos de un euros) que la de discos completos. Esto ha llevado a las discográficas y a sus artistas a replantarse una forma de ganar dinero que antes se asentaba en el binomio de álbum y gira.
Los directos en general, en forma de concierto o festival, siguen funcionando y son casi sinónimo de éxito y de aforo completo, pero las ventas de la música enlatada como tal han pasado a mejor vida. Sacar un disco ya no es sinónimo de ventas como churros -aunque sigue habiendo excepciones y sino que se lo pregunten a Taylor Swift que vendió con su quinto trabajo la friolera de 1,2 millones de unidades solo la primera semana-, y los cantantes se tienen que aferrar con fe a las compras onlines o a los servicios en streaming. Con esto claro, llega la gran duda: ¿cómo hacer rentable este negocio? Y si la pregunta es díficil, su respuesta no se queda atrás puesto que calcular las ganancias de un músico no es tarea sencilla porque los flujos de ingresos dependen de muchas partes.
En un momento de cambios en el que se dan más bandazos que aciertos, los músicos han ido buscando alternativas que han funcionado o muy bien o muy mal. Por ahora, nadie ha dado con la tecla de éxito asegurado en generación de ingresos y beneficios que parecía acompañar hace un par de décadas a la industria musical. A pesar de ello, parece que todos han coincidido en que la clave para ser la diversificación de las fuentes de ingresos que van de las tradicionales hasta las más arriesgadas.
Por un lado, como siempre encabezando la lista, sigue la venta de discos físicos. Pero, conscientes de que no todos los trabajan logran que millones de personas vayan a la tienda a hacerse con una copia, han inventado nuevas formulas para lograr que los cedés no pasen a mejor vida. Las cifras están ahí: solo en Estados Unidos durante el 2014 se vendieron un 11 % menos en comparación al 2013. Muchos han apostado por los directos con firmas para, entre comillas, obligar al fan de turno a que se haga con una copia. Otros, en cambio, han vuelto al pasado con el regreso del vinilo. Y parece que las cifras acompañan ya que su creció durante los últimos doce meses un 52 % con respecto al periodo anterior.
Sin embargo, otros tantos, conscientes de que el futuro es lo digital, han dado el paso dejando atrás los discos físicos. Sus salidas: las ventas digitales o los servicios de streaming. Aunque parece que la primera opción aún no termina de convencer a los usuarios, la segunda sí. Los servicios de escucha online, que a muchos artistas no gusta y consideran dañinos, registraron en el 2014 un 54 % más de reproducciones que en el 2013.
Girando y girando
Ya apartados de vender o no vender sus canciones, la otra vía es reforzar los directos. Los expertos señalan que, hoy por hoy, son la mejor opción aunque también explican que las giras cuestan dinero -sobre todo de producción si se busca algo sorprende y de calidad- y a cuantos más conciertos más gastos. Público no les falta, ya sea en concierto o como parte de un festival. La gente parece que ha cambiado la forma de entender la música y prefieren gastarse unos eurillos en una entrada antes que en un disco, y los planes de concierto o festivales son piezas angulares en los fines de semana o en las vacaciones de muchas personas en la actualidad. Y a los artistas esta idea le gusta. Quizás, la que más y no solo por cantar en directo sino porque le abren la via de otra opción: la venta de merchandising.
Los artistas han regresado, de nuevo, a esa filosofía que triunfó a finales de los 80 y principios de los 90 que se podría denominar como «fanatismo carpetero» y que se podría definir por que los seguidores quieran decir a todas horas que es fan. Quedando ya atrás la fiebre por forrar carpetas y paredes de habitaciones con posters de la estrella musical de turno -que ojo, aún sigue existiendo entre adolescentes-, en la actualidad la mercadotecnia se ha diversificado y perfeccionado sin dejar nada al azar. Camisetas, sudaderas, piezas de bisutería, libros -autobiográficos o no-, calendarios, colecciones de fotografías, partituras,... y un largo etcétera que tiene su culmen en la última moda entre los cantantes: las colonias.
Oliendo como ellos
¿Quieres oler como tu artista favorito o que él o ella diseñe tu fragancia? Esta es la tuya, y con gran variedad. Y son muchos los cantantes que se han sumado al carro de los perfumes de famosos -como los que se pueden encontrar en El Corte Inglés-. Britney Spears fue una de las pioneras con el lanzamiento en el 2003 de su primera fragancia y volvió a repetir experiencia con Fantasy Twist. Justin Bieber, Shakira o Taylor Swift son otros de los se han propuesto que sus conciertos tengan el mismo olor con el lanzamiento de varias fragancias. Objetivo que llevan al pie de la letra One Direction, que en los últimos tres años han sacado tres colonias, la última You and I.
Lady Gaga tampoco se lo pensó dos veces y se unió a esta moda, manteniendo su carácter extravagante y rompedor, en el 2012 dejando claro que se puede ganar dinero en este apartado. En solo un par de meses le plantó cara a la mítica Chanel Nº5 vendiendo seis millones de unidades. Y ya tiene nuevo producto en el mercado: Eau de Gaga. También arriesgasda fue la apuesta de Nicky Minaj, que se lanzó a los olores con Pink Friday haciendo de su bote una replica de sí misma.
Derechos de autor, licencias y honorarios
Pero no se terminan aquí las formas de hacer dinero. También hay que tener en cuenta los derechos de autor, que son otra fuente segura de ingresos, junto a las licencias y honorarios por que una canción suene en una película, serie, anuncio o videojuego. Y no hay que olvidarse de convertirse en el compositor de canciones de otros artistas, llevándose parte de los ingresos multiplicándose así las ganancias. Por último, destacar las campañas de crowdfunding para recaudar dinero, que son más que habituales sobre todo entre todos los que empiezan en este mundo para así lograr el dinero suficiente para cubrir los costes de producción y comercialización.