¿Y cuentos de miedo?
Si estamos cansados de ver películas, siempre se puede recurrir a la literatura para pasar miedo durante la noche de Halloween. Apagando todas las luces del salón, apalancándose en la alfombra con un par de cojines y avituallándose de unas buenas linternas y velas, con un par de libros conseguiremos una velada diferente. ¿Recomendaciones? Dependen del público que asista a este círculo de lectura. Si entre en la audiencia hay niños, La Noche del Muñeco Viviente -que se puede adquirir en El Corte Inglés- puede ser una buena elección aprovechando el tirón de los muñecos siniestros que regresan a la vida que últimamente dominan la taquilla.
¿Y qué comemos?
Empieza a tomar nota porque la lista de posibilidades es «terroríficamente» amplia. Con el factor miedo siempre presente podemos innovar con las tumbas de ensaladilla, los chupitos de calabaza, las tradicionales manzanas caramelizadas y los sombreros de bruja.
Pero Halloween no es solamente una fiesta para comer chucherías. También se pueden preparar bocados atractivos y saludables con frutas como plátanos fantasmitas, mandarinas que imiten a calabacitas o chocolate con nubes para una bebida divertida. Y sin olvidarnos de postres para morirse, pero no del susto.
Buñuelos rellenos de confitura:
- Ingredientes para cuatro personas: 300 gramos de harina, 1 cucharada rasa de azúcar, 1 cucharadita rasa de sal, 3 huevos, 1 pizca de anís estrellado molido, 2 gramos de levadura química, 100 gramos de mantequilla, mermelada de arándanos y azúcar glas.
- Elaboración: en un recipiente, mezclar la harina, el azúcar, la sal, el anís molido, los huevos batidos y la levadura; amasarlo delicadamente. Cuando la masa esté elástica, incorporar la mantequilla y volver a amasar. Colocar en una bandeja y dejarla reposar durante media hora.
Espolvorear con harina la superficie de trabajo, extender la masa y cortar cuadraditos. Humedecer los bordes de los cuadraditos, colocar la confitura en el centro, cerrar y sellar con los dedos. Volver a dejar en reposo durante una media hora más. Freír por tandas en aceite de oliva muy caliente y escurrir sobre papel absorbente. Al servir, espolvorear con azúcar glas.