Abercrombie & Fitch, ropa para guapos y guapas

Redacción digital

TENDENCIAS

La firma estadounidense, que hoy ha revolucionado el madrileño barrio de Salamanca con sus dependientes-modelos, abrió a prinicipios de octubre una nueva tienda en Marineda City, en A Coruña.

29 oct 2011 . Actualizado a las 03:20 h.

Todos los que ponen un pie por primera vez en alguna de las tiendas que la firma estadounidense Abercrombie & Fitch tiene repartidas por todo el mundo piensan lo mismo. Esto se parece más a una discoteca que a una tienda de ropa. El impacto del ambiente no deja indiferente a nadie: luz muy tenue, música alta, grandes lámparas, elegantes sillones, una característica fragancia y auténticos modelos de carne y hueso doblando y desdoblando metódicamente polos, camisas de cuadros, jerseys de punto y pantalones vaqueros. Prendas de catálago desplegadas por difrentes estanterías y mesas de diseño, de colores en gamas dificilmente reconocibles bajo los focos a media luz, en las que uno solo repara después de fijarse en todo lo demás. Y es que, dicen, es imposible encontrar a alguien feo tras los mostradores de Abercrombie.

Siguiendo su eficaz estrategia de márketing, que hasta ahora no les está funcionando nada mal, la firma téxtil ha puesto a desfilar hoy, torso al vierto, por las calles del madrileño barrio de Salamanca, a cerca de un centenar de guapos de todos los rincones del mundo, recién llegados a la capital para posar y posturear un buen rato junto al Palacio de Aguas de Sevilla. En concreto, 101 apuestos sonrientes modelazos, rubios, castaños y morenos, todos ellos empleados de la popular marca de ropa que el día 3 de noviembre abrirá las puertas de su próxima «flagship store» en Madrid.

Pero los gallegos y gallegas -algunos-, ya conocen desde hace unas semanas de qué va el «rollo» Abercrombie. La cadena inauguró a finales de septiembre su quinta tienda Hollister en España -hermana pequeña de la gran firma, con ropa más casual y menos sofisticada- en el centro comercial Marineda City de A Coruña. Hollister es la marca más juvenil y surfera de la cadena. En la segunda planta de los grandes almacenes, el oscuro local llama la atención desde fuera. Simulando un muelle, la tienda, estructurada en varias salas, cuenta con tres pantallas -a la derecha, al fondo y la izquierda-, a través de las que se ve constantemente y en directo las playas de California. Mientras, dando vueltas de un lado a otro, los guapos y descamisados dependientes sonríen y colocan una y otra vez las diferentes prendas de ropa, disponibles a un precio más bien poco accesible, pero que muchos consideran que vale la pena pagar, por su calidad y, sobre todo, por su estética. Muestra de ello es que desde que el nuevo establecimiento abrió sus puertas en la ciudad herculina ha recibido a clientes llegados desde diferentes puntos de Galicia ex profeso para vaciar media tienda, y con ella sus bolsillos, y volver a casa con el armario bien renovado. Los menos adinerados pasan, pasean y miran, atraídos por ese ambiente de anuncio de surf en las costas californianas y esos dependientes bronceados y encantadores. Es difícil resistirse.