Maquillaje y pedicura, igual que mamá, es posible en el Líbano

EFE

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El cártel de sólo para mayores de 18 años no cuelga en el espá «Frizzi» de Lamice Joujou en Beirut.

04 dic 2009 . Actualizado a las 12:47 h.

Hacerse la manicura, maquillarse o peinarse ya no es sólo cosa de adultos en el Líbano, sino también de niños, que pueden ver el sueño de emular a sus mayores hecho realidad en los espás especiales abiertos recientemente para ellos.

El cártel de sólo para mayores de 18 años no cuelga en el espá «Frizzi» de Lamice Joujou en Beirut, donde bebés de año y medio o adolescentes, niños o niñas, aunque ellas son mayoría, pueden transformarse en copias humanas de la muñeca «Barbie» o de su amigo «Kent», según sus gustos y aspiraciones o los de sus madres.

Joujou, propietaria de uno de los tres centros que existen en la capital libanesa, explica a Efe que su intención es «hacer algo que atraiga a toda la familia y donde encuentren actividades que los distraiga».

Su centro, ubicado en la planta baja de un centro comercial de una calle residencial del oeste de Beirut, está compuesto de varias secciones que van desde el salón de belleza hasta una guardería para los bebés, pasando por un laboratorio científico para menores.

Muchas veces, madres e hijas acuden juntas al centro y mientras una se hace la manicura o la pedicura, la otra se peina.

Joujou apunta que la idea «no es nueva», ya que desde siempre muchas madres acuden a las peluquerías con sus hijas.

«Nosotros la pusimos (esa idea) en otro contexto diseñado especialmente para niños, con colores alegres y en un ambiente propio para sus edades», agrega.

Se entra a «Frizzi» por una especie de café donde los niños esperan a sus compañeros o algunas veces a sus padres para que los recojan y donde se exponen a la venta peluches.

Después se accede a la recepción adornada con colores alegres y tonos pasteles, botellas de cosméticos y carteles llamativos.

En el centro de belleza, el maquillaje cuesta 4 dólares, los cuidados faciales 3 y peinarse 7 dólares, mientras que una hora de actividades como clases de cocina y arte puede costar entre 5 y 12 dólares.

Allí, los niños pueden maquillarse, hacerse la manicura y pedicura, colocando sus pies en agua de pétalos de flores, recibir masajes con productos naturales como leche, plátano y aguacates, peinarse y ponerse pelucas que se adaptan a su físico.

Pero el lugar es algo más que un centro de belleza, porque también se ofrecen actividades que, según Joujou, hacen trabajar las dos partes del cerebro como clases de cocina y arte, que estimulan el lado derecho, y experimentos en el laboratorio para el izquierdo.

También hay una sala de juegos, con una mesa giratoria dividida en varias partes, con actividades que alientan la creatividad.

«Tienen que aprender a compartir, sobre todo, los niños de entre 2 y 5 años -subraya Joujou-. Aquí tratamos de enseñarles a hacerlo».

El centro cuenta, además, con otra zona para clases de dibujo y cocina con las paredes empapeladas con sus ilustraciones, otra donde los niños pueden decorar carteras, vestidos y botellas vacías, un laboratorio para hacer experimentos, una guardería y una discoteca para menores.

Joujou asegura que reciben por día unos cincuenta menores, aunque los fines de semana pueden acudir entre 200 y 250, que son atendidos por 25 monitores, cuyo número aumenta durante los festivos.

La creación de los espá para menores en el Líbano no ha estado exenta de polémica, ya que ha desatado las protestas de psicólogos e intelectuales que creen que contribuyen a robar la infancia.

A esto, Joujou responde que se formó como psicóloga y que «lo importante es la educación que se recibe en casa, porque es la madre quien orienta a sus hijos».

«Aquí no hay nada exagerado. Todo está hecho para sus edades. Si solo fuera un espá podría decirse, pero aquí hay varias actividades», sostiene.

Tal es el éxito que ha tenido, que planea abrir otro más grande en la ciudad sureña de Sidón, e incluso exportar la idea a Yeda, en Arabia Saudí. Todo para que los más pequeños estén igual de guapos que sus mamás.