Vanessa Datorre reinventa la alta costura con elegancia y dedicación

Patricia Iglesias

TENDENCIAS

15 oct 2009 . Actualizado a las 17:39 h.

La diseñadora coruñesa Vanessa Datorre se decidió a realizar un cambio de look a la modelo internacional Gemma Fabeiro para mostrar a la gente cómo se realiza una editorial de moda. Partiendo de la base de la sencillez de Gemma en su vida cotidiana, el cambio de imagen es de cara a su trabajo, no para salir a la calle. Se trata de vestir a una modelo con diseños imposibles de alta costura, más propios de una exposición que de un proyecto para venta al público. De esta manera, la modelo cobra el papel para el que se la contrata. Se convierte en una auténtica maniquí que solo posa bajo las directrices del diseñador, el estilista y el fotógrafo prestando y adaptando su cuerpo a las creaciones.

Dramática y capaz de ganarse ser la representante española de Heering Accesorize junto al barman Simone Guido en la final de Singapur este año, la diseñadora fue reconocida como la mejor diseñadora gallega en el 2005 y obtuvo el reconocimiento en lo que a moda y diseño se refiere por el Ayuntamiento de Alicante.

Vanessa Datorre es tan impactante como sus diseños. Pero su trabajo y talento no se quedan en el diseño de un asombroso modelo, ya que aunque haya renunciado a trabajar para la mujer que sueña, la firma CH de Carolina Herrera, o el hombre de Sfera, es también ilustradora y ahora lidera Mitica Illustrations, su actual proyecto artístico, que desempeña entre su A Coruña natal y Madrid. Sus trabajos de ilustradora gustan allá donde va, tanto es así que desde que abrió su página de Mitica Illustrations en Facebook ya tiene más de 600 amigos. Y es que para esta gallega apasionada de la moda y el diseño desde muy pequeña, una de las cosas más importantes en este mundo tan duro y competitivo ha sido el fenómeno del boca a boca, que le está abriendo muchas puertas.

Por esta visión escénica, quizá, o puede que por su teatral elegancia eligió el Jofre ferrolano para inmortalizar este cambio de look.

Por supuesto vacío, porque así conseguía una atmósfera dramática, teatral, distinguida, señorial y de ensueño. Es decir, ponía la guinda a su elaborada y admirada obra de arte. Un lujo.