El tributo al equilibrio de la gallega Kina Fernández

Agencias

TENDENCIAS

Juanjo Oliva presenta un desfile elegante y clásico.

14 feb 2008 . Actualizado a las 20:23 h.

Con corazones negros tatuados en las mejillas de sus modelos, Kina Fernández ha celebrado el día de San Valentín en Cibeles y ha presentado un concepto de prendas con líneas depuradas, rectas, minimalistas y sexys.

La mujer romántica puede elegir las ideas de esta diseñadora gallega entre los tonos crudo, morado, rojo sangre, verde luminoso, gris, negro y, para la noche, el plateado y el caqui combinado con el oro.

Los abrigos de lana y cashemire, muy envolventes, aparecen con suaves cuadros, un estampado que se repite en vaporosos vestidos, y todo ello con largos por encima de la rodilla y minis.

Para los vestidos, Kina Fernández, que debutó en esta pasarela madrileña hace diez años, ha escogido la viscosa satinada y la unión de la organza y el crespón de seda para los trajes a media pierna y los más largos, en los que las plumas y la pedrería de cristal no faltaban como detalle en cintura y cuello.

El busto femenino es realzado en los ajustados vestidos de Kina, en los que la estructura geométrica impacta con glamour.

Las faldas rectas, de pinzas ahuecadas y profundos pliegues, han sido creadas en raso de algodón brillante y Kina Fernández las ha mezclado con el punto.

Para el próximo otoño-invierno, el punto, que ha sido tejido muy grueso, transmitiendo sensación de calidez, es una baza importante.

Kina le ha conferido a los jerseys talla «oversize» y, a veces, les une un cuellos de piel o los convierte en mini-vestidos ajustados con anchos cinturones o en capas con capucha.

La diseñadora nacida en Orense, que ha afirmado a Efe que desde Galicia se marca «tendencia y moda» y que espera «acertar con el consumidor de la calle», ha introducido también en su nueva colección gabardinas cortas en vinilo acharolado, con un volumen amplio, en contraposición con sus vestidos y faldas.

Los complementos no han faltado: grandes bufandas, bombines negros, gorras de lana ladeadas, guantes cortos y de automovilista, cinturones anchos y zapatos y botines de piel.

Juanjo Oliva

El diseñador madrileño Juanjo Oliva aprovechó su estreno en solitario en la Pasarela Cibeles para presentar una colección otoño-invierno dominada por la elegancia clásica para vestir a una mujer sofisticada.

Oliva inauguró su cita con Cibeles, separado por primera vez de Carmen March, con una novia que, enfundada en un vestido corto y envuelta por una capa, daba idea de la profusión de tonos clásicos como el blanco y el negro en sus nuevos diseños.

El diseñador, que antes del desfile declaró a la prensa su alegría por la «independencia» con que le permite trabajar su actual situación, aseguró sentirse en un momento «egoísta», en el que todas las decisiones pasan por su persona.

Tejidos fluidos de medio peso y pesados como el terciopelo para vestidos de noche, cortos y largos, muy estrechos en el pecho y con amplios volúmenes en el bajo, muchos de ellos confeccionados en seda doble con cristales de Swarovski y adornados con plumas de faisán, largas o cortas, para cuellos, bajos y a modo de cinturón, envolviendo todo el cuerpo.

Los trajes chaqueta con falda o pantalón, confeccionados por Malhia Kent, habitual colaboradora de Chanel, ciñen la silueta en tonos preferentemente negros, mientras que para el día los volúmenes se marcan con grandes hombreras y cremalleras en la espalda y las mangas estilo años cuarenta.

A sus clásicos blanco y negro, solos o combinados, Oliva incluye en esta ocasión una amplia gama de colores, dominados por el tierra batida, morado, azul pato o el verde limón.

Andrés Sardá

Andrés Sardá llenó hoy la Pasarela Cibeles de glamour y erotismo, coincidiendo con la celebración de San Valentín, al emular una fiesta privada en un exclusivo club al que acuden mujeres atrevidas con juegos de transparencias ajustadas al cuerpo y juego de volúmenes para ocultar o resaltar a capricho.

Sardá propone para su colección «Girls Night Out» la conversión de la lencería de noche en vestidos, en un guiño que, según indicó a Efe su hija Nuria, invita a no olvidar su origen como corsetero, con diseños realizados en cristal totalmente pegados al cuerpo con la técnica del tatuaje.

Combinaciones de seda y encaje, terciopelo y bordados se dan la mano en corpiños, vestidos de noche, lencería y trajes de baño, en los que el cristal, el metal y las pieles se funden con las materias más delicadas para recrear la elegancia femenina también en la ropa interior.

Sardá consigue sorprendentes contrastes de colores -verde oliva con morado- que también se reproducen en los accesorios, como en sus bolsos, colgantes, zapatos, tocados con lazos de raso y carteras maxi.

Colores intensos como el lila, morado, verde, rojo y sobre todo el negro se funden con los metálicos tipo bronce, cobre y burdeos, creando diseños de lentejuelas aptos para fiestas de alto nivel.

El diseñador catalán, fiel a su tradición de aportar innovación en la línea, los tejidos y los colores para la ropa íntima, incluye en su última colección monos de encaje elástico revestidos de cadenas en bronce y vestidos adornados con cristales de Swarovski bajo los que se vislumbra el liguero.

Entre los accesorios triunfan los lazos de terciopelo, las estolas de piel en vivos colores, los flecos, los anchos cinturones en colores metálicos, los tocados con velos cortos y los brazaletes, que dan el toque «chic» a una colección pensada para triunfar en la noche