La alta costura sigue viva

Agencias

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Para el día, Armani presentó faldas tulipán o campana estampadas con verde kiwi como fondo.

05 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

La alta costura está viva. Ése es el mensaje que los desfiles de París pretenden dejar tras terminar hoy la presentación de las colecciones para la temporada otoño/invierno 2007/8. Muchos declararon muerta a la alta costura en los últimos años, como una reliquia de otras épocas en la que los más ricos de los ricos volaban dos veces al año a París para hacerse a medida hasta la ropa interior. Pero cuatro días de impactantes presentaciones de Chanel, Givenchy o Gaultier dieron fe de lo contrario: También los modelos caros y de gran despliegue pueden interesar a las mujeres modernas. El dispositivo mediático fue impresionante. Y entre el público había más actrices que en los recientes y habitualmente más populares desfiles prêt-à-porter. Las fiestas glamourosas aportaron lo suyo. «La alta costura alcanzó un punto de giro», dijo Giorgio Armani antes de su desfile. Las compradoras son mujeres de hoy. «Ni viven con limusina ni tienen 5.000 empleadas. También los ricos de hoy son diferentes». El que posiblemente sea el diseñador italiano más famoso se propuso por eso hacer una moda joven. Como tema eligió la música de rock, con referencias a los años 70 y al glam de David Bowie. Él mismo, admitió el diseñador de 72 años, en realidad no vivió mucho aquella época. «Ya trabajaba como un loco. La verdad es que es una pena». Claro que después la colección que por la noche fue celebrada como el clímax de los desfiles tampoco fue tan extrema. La actriz australiana Cate Blanchett estaba entre el público junto con algunas colegas francesas. Guantes rockeros con brillos, botas chillonas, colores fosforescentes y coloridas capas de plumas se mezclaron armónicamente sobre una base clásica y elegante. El esmoquin nocturno con pantalón estrecho de corte alto se combina, por ejemplo, con una blusa rosada. Una blusa negra de terciopelo se lleva con una falda amplia de corte asimétrico, brillante como una bola de discoteca. Para el día, Armani presentó faldas tulipán o campana estampadas con verde kiwi como fondo, combinado con negro. Brillantes chaquetas de lagarto completaron la imagen. Previamente había presentado sus diseños Jean Paul Gaultier, con el director español Pedro Almodóvar y la actriz francesa Catherine Deneuve como invitados. Gracias al tema «Príncipe y maharajas» Gaultier pudo abusar de los adornos. Su base fue un look de oficial, variado con toques del Lejano Oriente, el centro de Europa, Escocia o Baviera. Cordeles dorados, lamé brillante, bordados y capas de leopardo dieron encanto el conjunto. Incluso los vestidos de seda de Gaultier llevaban charreteras. Su novia del final fue un hombre, un príncipe oriental con turbante plateado, al que una bella modelo ataviada con un andrógino traje dorado besaba galante la mano. El virtuoso juego con el tema favorito de Gaultier «masculino- femenino» no sólo entusiasmó a un elegante grupo de travestis entre el público.