Galicia descubre las vacaciones solidarias

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Casi una veintena de oenegés ofrecen la posibilidad de participar en proyectos de colaboración Las regiones pobres de Latinoamérica son el principal destino de los voluntarios

10 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

A escasos dos meses y medio para que comience el gran éxodo vacacional de verano, hay quien estos días planifica qué hacer en el estío no en una agencia de viajes, sino en la sede de una organización no gubernamental (oenegé). Los viajes solidarios y los campos de trabajo son un recurso cada vez más empleado por estas entidades para dar a conocer, de primera mano, los problemas con los que se encuentran los países del sur. Pero también una oportunidad para colaborar en cooperativas, en reconstrucciones tras desastres o en proyectos educativos. Este año al menos una veintena de esas entidades ya tienen listos sus programas de estancia y convivencia en alguna zona pobre o deprimida del planeta. «Ollo, esto non son vacacións ao uso, aquí trátase de achegar a realidade deses países cun certo compromiso, non en ir a un hotel», explica Xoán Hermida, responsable de la oenegé gallega Amarante, que este año organiza la séptima edición de Xanela Aberta ao Sur , programa de sensibilización y trabajo en el que ya han participado decenas de gallegos. Para este año hay al menos un centenar de interesados, para cooperar en Brasil, Nicaragua y Ecuador. Amarante es una de las entidades implicadas en estos proyectos, como también Jóvenes del Tercer Mundo, AIPC Pandora, Asamblea de Cooperación para la Paz, Mujer y Madre, Setem, Paz con Dignidad, Diaconia o Sodepaz. En Galicia también los Comités de Solidariedade con América Latina (Cosal) y Solidariedade Internacional organizan este tipo de viajes. Suman en total hasta una veintena de siglas, según un reciente informe de Canal Solidario. El destino mayoritario son países de América Latina como los antes citados, o Colombia, Perú, Venezuela... Y algunos como Kenia, Guinea, Ghana, Mozambique, Costa de Marfil o la India, donde hace desplazamientos cada año la Fundación Vicente Ferrer, en este caso simplemente como observadores de aquella realidad. Y se descartan muchas veces puntos más atractivos como Cuba o ciudades como Salvador de Bahía, siempre por el mismo motivo: el turisteo al uso podría sobre el compromiso social, se frivolizaba la tarea. Las diferencias Hay diferencias entre destinos: en los primeros, en América, explican las oenegés, la realidad es «dura, pero no extrema», como sí se halla en el África Subsahariana, con sida, malaria o desnutrición permanente. Demasiado duro para una persona que se acerca por primera vez a la cooperación internacional. Además, no es especialmente caro: desde 600 euros, de entrada. Varía según la propuesta elegida. Hay casos en los que únicamente se costea el viaje porque la estancia y la manutención las ponen los lugareños del sitio al que se va a ayudar. En otros casos está subvencionado por alguna administración y en los menos hay que abonarlo todo porque es simplemente un viaje a esa realidad, aunque sin las comodidades de un todo incluido .