Una de cada ochenta personas comparte el mal de Beckham

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés REDACCIÓN

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El trastorno obsesivo compulsivo afecta a adultos y a niños Los enfermos disminuyen su ansiedad por medio de complicados rituales

04 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Tiene 20 años. Y teme perder objetos que considera importantes aunque objetivamente son intrascendentes. Al principio dedicaba cinco minutos a verificar si todo el material escolar estaba en su mochila. Pero acabó necesitando seis horas. «Por temor a perder sus pertenencias ha dejado de salir a la calle y, cuando lo hace, vuelve sobre sus pasos para repasar y revisar que no se le ha caído nada de los bolsillos. Al caminar lo hace mirando hacia atrás. Las últimas salidas las hizo con un pantalón sin bolsillos, para que no se le pudiera caer nada y para que tampoco pudiera entrar nada. [...] En ocasiones, por no poder controlar lo que tocó en la calle, se queda vestido durante días». El caso es uno de los más llamativos de los que aparecen recogidos en una revista de neuropsiquiatría y describe un ejemplo extremo de trastorno obsesivo compulsivo (TOC), una enfermedad que ha puesto de actualidad el futbolista David Beckham, que el lunes confesaba que es una de las víctimas de una patología que también padecía el personaje que interpretaba Jack Nicholson en la película Mejor... imposible . Grados «Las personas que padecen este trastorno necesitan recurrir a determinados pensamientos o comportamientos para poder disminuir la ansiedad». Laura Ageitos es psicóloga del centro de psicología y logopedia Logpsic, en A Coruña, y asegura que el TOC es un trastorno mucho más frecuente de lo que pudiera parecer. «Depende del grado, pero puede ser una patología que limita mucho la calidad de vida. Los enfermos son conscientes de lo que están haciendo, pero no pueden evitarlo». Una de cada ochenta personas padece TOC, un trastorno de ansiedad que, según la OMS, es uno de los cinco problemas psicológicos más discapacitantes, que afecta también a los niños y que no debe confundirse con comportamientos más o menos maniáticos. «Estamos hablando de lavarse las manos, por ejemplo, 50 veces, o de seguir complicadísimos rituales de limpieza o de creer, en los casos más severos, que por el simple hecho de respirar te vas a contaminar». Las personas con TOC tienen ideas o pensamientos inquietantes que intentan controlar a través de rituales de comportamiento que, si no se atajan, pueden complicarse con el tiempo. Aunque cada enfermo es un mundo, existen algunos rituales comunes. Los de limpieza (el enfermo evita posibles focos reales o imaginarios de suciedad, como pasar al lado de basura), repetición y comprobación (los más habituales obligan al paciente a cerciorarse, repetidamente, de que se ha cerrado el gas o la puerta, pero a veces necesitan determinar que no le ha pasado nada negativo a la persona con la que se acaban de cruzar) son los más frecuentes, junto con los de acumulación y orden. Aunque a veces puede aparecer asociado a otras enfermedades, el TOC es una patología en sí misma. «Cuando está bien diagnosticado, es un trastorno independiente, que además puede necesitar ser tratado con medicación para reducir la ansiedad, en combinación con el tratamiento psicológico», explica la psicóloga Laura Ageitos.