Risto Mejide: «La democracia es más que votar cada cuatro años»

J. MORENO MADRID / COLPISA

TELEVISIÓN

Risto Mejide presenta «Demos. El Gran Sondeo» en Telecinco.
Risto Mejide presenta «Demos. El Gran Sondeo» en Telecinco. JOSEFINA BLANCO

El presentador se pone al frente del nuevo programa de Telecinco que da voz y voto a gente de la calle

23 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«La democracia es más que votar una vez cada cuatro años y quejarse los otros tres», asegura el publicista Risto Mejide (Barcelona, 49 años), que se pone al frente de Demos. El gran sondeo, el nuevo programa de Telecinco (estreno hoy las 22:50 horas) que da voz a la gente de la calle y también pide opinión sobre los temas que le interesan. En un plató que simula un hemiciclo con casi 300 ciudadanos anónimos, el presentador ejercerá de moderador activo y planteará cuestiones de interés social para someterlas a su veredicto. El espacio también contará con Sergio Parra para verificar los datos.

—Tiene un nuevo registro en televisión.

—Creo que he hecho una evolución como presentador. Yo cuando empecé no sabía presentar, solo hacía de jurado en talent shows. Tanto Chester como Todo es mentira han sido pruebas de fuego para mí, que han hecho que me enamore de la tele. Como jurado tengo los días contados. El año que viene será el último que esté en Got talent.

—¿La tele ya no escucha?

—Si solo hubiera hecho de jurado de televisión, es cansino. Me siento menos cómodo ahora juzgando que escuchando. Me apasiona escuchar. Si tengo que seguir vinculado a la tele, porque es un medio que me gusta, que sea a través de formatos así.

—¿Va a dar su opinión en «Demos»?

—¿Cuándo no me he mojado yo? En Todo es mentira me estoy mojando todos los días. Creo que no rehuimos ningún charco y nos metemos en todos. No tengo miedo a eso.

—Entonces, ¿ha dejado de disfrutar en «Got talent»?

—No, Got talent es un formato maravilloso, pero me apetece más invertir mi carrera profesional en este tipo de propuestas, que consisten básicamente en escuchar y no tanto en juzgar. Me he cansado de juzgar.

—¿Le han echado algún reproche porque la tele trata temas que no les interesa?

—Continuamente. Por ejemplo, en el Chester, mucha gente me decía que le había encantado la entrevista, pero molaría más que trajéramos a anónimos. Claro, tú no puedes dedicar en un programa de televisión dos horas a una persona que no conoce nadie por muy imponente que sea la historia. Entonces, ¿de qué manera podría mostrar historias de verdad en la tele? Demos tiene un punto casi utópico, que es el tema de la votación, que es lo que más me gusta. No solo te voy a preguntar la opinión, sino que además os voy a hacer votar y mojaros.

—¿Se le ha roto algún prejuicio con la opinión de la calle?

—Especialmente con los jóvenes. Tenemos mucho prejuicio sobre los jóvenes en muchas cosas. Por ejemplo, tú preguntas sobre la monarquía y piensas: «Bueno, vosotros como no lo habéis vivido, no sabéis nada de cómo la monarquía, el episodio del 23F y tal». Pero aquí hay jóvenes que a lo mejor saben más que un señor de 60 años.

—Presenta un programa diario en Cuatro, otro en prime time, también es jurado en «Got talent». ¿No teme una sobreexposición?

—A ver si voy a tener que empezar a pedir perdón por trabajar. Estoy muy agradecido de que me den proyectos. Obviamente, no digo a todo que sí. Acepto los proyectos que creo que tienen sentido. Me parece que más que criticar a los que trabajamos, la gente debería preguntarse por qué no trabajan los que no trabajan. Sinceramente, me parece un orgullo que cuenten conmigo

—¿Se arrepiente de algún formato?

—Claro que ha habido algún proyecto que no veía claro. Me pasó con G-20, aunque pensé que sí los que saben de tele me lo proponen, había que hacerlo. Pero no lo veía claro. Cualquiera es valiente si no tiene a la persona delante. A mí lo que me gusta es el cuerpo a cuerpo. A mí me gusta hablar en Todo es mentira de Ábalos cuando está en plató. Quitando eso, mi carrera dentro de Mediaset ha sido un lujo. Soy un privilegiado, no por la cantidad de trabajo que tenga, sino por el tipo de proyectos que he podido desarrollar

—¿A quién sentaría ahora en un «Chester»?

—En Chester estoy trabajando en una cosa que no os puedo contar, pero que si la puedo ejecutar, va a significar un antes y un después. Ojalá lo consiga.

—Una de las entrevistas de las que más se habla es la de Bárbara Rey. ¿Cómo ve la publicación de los audios que salpican al rey emérito?

—Con aquella entrevista tuve la misma sensación que tengo ahora. Bárbara Rey es muy hábil dosificando. Sabe lo que te va a dar, por qué te lo da y cuándo te lo da. Y de hecho, off the record me contó cosas que obviamente no puedo contar, pero de las que todavía no ha hablado. Y ella las tiene ahí guardadas para cuando considere que debe contarlas.