Luján Argüelles: «He notado un cambio en la forma de ligar y eso es un aprendizaje para mí»

J. Moreno MADRID / COLPISA

TELEVISIÓN

Roberto Garver

Los «tróspidos» vuelven a Cuatro siete años después de su última edición

23 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace siete años que se emitió la última edición de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? El programa inventó el término «tróspidos» en televisión y dio los primeros momentos que después se convirtieron en virales en las redes sociales. Ahora, Cuatro ha recuperado el formato (lunes a las 22.50 horas) con su presentadora original, Luján Argüelles (Salas, 47 años). «Había que dejarlo descansar un ratito, no siete años», dice la asturiana, que regresa a Mediaset con doblete y conduce también El rival más débil, el concurso que se emite en Telecinco los miércoles por la noche.

—¿Qué sintió al conocer que regresaba «¿Quién quiere casarse con mi hijo?»?

—Es el típico programa por el que la gente siempre te pregunta. Cuando se produjo esa llamada fue una especie de subidón. Hacer un programa como este es un regalo porque, aunque también he hecho otros y algunos que no me han gustado, hay varios formatos que te llaman para hacerlos y no puedes decir que no. Es verdad que cuando me lo ofrecen estaba con otros proyectos en otros grupos audiovisuales y había también otras propuestas, pero con Mediaset no había trabajado en los últimos años y anteriormente había vivido momentos muy especiales. En esta etapa tengo un vínculo muy sano con Mediaset, en el que siento que se pueden hacer cosas chulas diferentes y explorar territorios nuevos.

—¿Por qué dejó entonces de emitirse?

—No soy programadora. Creo que ¿Quién quiere casarse con mi hijo? no tendría que haber salido de la parrilla en ese momento. Quizá cuando veías una asfixia o un agotamiento del formato, pues había que dejarlo descansar un ratito, pero no siete años. Fueron decisiones que en su momento se tomaron. Cuando uno vive en el pasado y en el recuerdo, vive la frustración; cuando vive en el futuro vive en la anticipación y, por tanto, en la ansiedad. Vivamos el hoy, el regreso de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, la mejor edición de todas las que hemos hecho.

—¿Y por qué es la mejor edición?

—Habiendo hecho ediciones en las que yo me he reído lo más grande, buenísimas, con personajes espectaculares y con relaciones maternofiliales mágicas. Me daba cuenta de que había momentos valle en el programa y en esta edición no hay. Desde el primer minuto capta tu atención. Es un programa de comentarlo en Whatsapp y redes sociales, y así va a seguir siendo.

—¿En qué momento conoce usted a los pretendientes y a las madres?

—La relación con Mediaset es fluida y no te esconden nada. Me comentan y vemos juntos; además, después en la grabación, estoy mucho tiempo con ellos. Cuando tú vas a trabajar con alguien que no está fajado en un universo como la televisión, tienes que intentar darle mucha seguridad, mucha confianza y que esté a gusto. Entonces, para eso tiene que haber un vínculo entre nosotros.

Roberto Garver

—¿Ha notado un cambio generacional en el «cásting» desde la última edición?

—En la manera en la que se enfrentan a la tele, no. Pero en cómo ligan, sí. Ahora es todo más deprisa y eso es un gran aprendizaje para mí. Este programa tiene una labor social y de aprendizaje. Hay que seguir haciéndolo año tras año para que cuando mi hija llegue a los 15 y empiece a hablarme de amoríos, pues yo ya esté súper entrenada por mis concursantes.

—¿Cuesta encontrar a gente verdadera en televisión?

—Aquí hay dos cosas muy claras: la madre, por mucho que quiera interpretar, en el momento en el que vea a su hijo haciendo algo que no le gusta. Es una madre, no un personaje. Y en el caso de que los hijos la quieran engañar... Estamos hablando de algo tan importante como el amor, los sentimientos y emociones. Yo siempre digo que si los los participantes tuvieran esas habilidades, que se olviden de Nicole Kidman o Penélope Cruz, porque aquí están Mediaset y Warner Bros para ofrecerles los mejores actores de la historia del cine mundial.

—¿Hay intención de recuperar otros formatos con Mediaset?

—Me gustaría saber tantas cosas sobre lo que pretende hacer Mediaset a futuro, pero no estoy en ese nivel de decisiones. Podemos hacer lecturas sobre lo que está ocurriendo en este momento con Cuatro, que está cogiendo mucho oxígeno. Escuchas la percepción de la gente con respecto al canal y está volviendo a ser aquella cadena que siempre nos planteaba grandes retos porque era moderno, vanguardista, diferente y transgresora. Están volviendo a marcas que son historia de la tele, como Callejeros, que está teniendo muy buen recibimiento.

—Sin embargo, las teles cada vez apuestan más por marcas reconocidas anteriormente por el público. Pasó con «Grand Prix» o «Gran Hermano».

—En televisión no hay que ser absolutistas porque no existen las verdades absolutas. No todo lo que está volviendo está triunfando. Se han revisionado formatos que no han funcionado, alguno que hice yo también. No podemos decir que Mediaset esté anclada en la nostalgia porque hace cosas novedosas. Vuelve al pasado, también como las plataformas, que hacen ahora un documental sobre el caso Malaya. Cuando hay formatos con una esencia fresca, por mucho que pase el tiempo, van a estar ahí.