Las emotivas palabras de Nacho Duato que hicieron llorar a todo el plató de «Prodigios»

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El bailarín quiso enviar un mensaje al ganador del programa que acabó convirtiéndose en alegato: «Qué suerte que hayas nacido en una España libre, una España democrática, y no la que me tocó vivir a mí»

28 abr 2019 . Actualizado a las 13:41 h.

Habrá incluso quién este domingo haya saltado con energía de la cama, más convencido que nunca del sentido de su voto, tras asistir ayer desde el sofá a la final de Prodigios. El programa de TVE bajó anoche su telón tras cinco galas con la victoria de Saïd Ramos, un catalán de 15 años literalmente criado en el arte -sus padres tienen una escuela de danza, su abuela diseña ropa de ballet y su bisabuela cantaba flamenco-. Durante su paso por el talent show, reconoció más de una vez que su mundo era el baile, única forma de vivir que concebía. «Qué suerte que hayas nacido en una España libre, una España democrática, y no la que me tocó vivir a mí», le dijo este sábado, visiblemente impresionado, el bailarín Nacho Duato, miembro del jurado.

Las palabras del coreógrafo dejaron a todo el plató de Prodigios sumido en un profundo estado de emoción. No solo eso: inmediatamente se convirtieron en un firme alegato por la igualdad y la libertad, por la democracia y la diversidad. Duato tomó la palabra en cuanto Saïd acabó de bailar para recordar una infancia, la suya, marcada por el rechazo social y familiar. Los que le rodeaban no concebían entonces que un niño de 13 años se dedicase al baile: «En casa no me dejaban. Me tuve que ir a un estudio de ballet donde yo era el único niño, todas eran niñas. Cuando salía me tenía que poner las mallas y las zapatillas a escondidas porque los niños de mi colegio me llamaban marica, eso es para niñas», evocó el ex director artístico de la Compañía Nacional de Danza con la voz temblona. 

De sus palabras impresionó no solo su contenido, también y fundamentalmente su emotividad contenida y sus silencios. Duato recordó especialmente la falta de apoyo de su padre, un repudio, además de patente en sus comienzos -a los 12 le decía que tenía que comportase como un hombre-, que se extendió durante toda su carrera : «Creo que ha venido a bailar solo cuatro veces».

Reivindicando el papel del hombre en la danza, Duato volvió a emocionarse al comprobar la distancia que separa su experiencia de la de Saïd, arropado en todo momento por sus familiares más cercanos. «Yo pasaba de todo y decía, si no venía mi padre es porque está muy ocupado. Pero ahora pienso qué cosas más grandes me he perdido». 

Ramos ejecutó un perfecto Andantino de Tchaikovsky dejando a todo el plató boquiabierto. «Me ha encantado tu actuación. La semana pasada te hice una corrección y hoy lo has hecho fenomenal», le felicitó el coreógrafo. Al final de la noche se convirtió en le ganador de la primera edición de Prodigios, título que le permite disfrutar del gran premio de 20.000 euros en metálico y un curso de perfeccionamiento intensivo en el Centro de Alto Rendimiento Musical de la Universidad Alfonso X El Sabio.