El programa explorará mañana (20.15 horas, TVG) este buque hundido frente a Fisterra
15 dic 2018 . Actualizado a las 17:28 h.Mañana, a las 20.15 horas en TVG, el programa Buscadores de naufraxios se sumergirá a 70 metros de profundidad para bucear en un auténtico tesoro subacuático: el Blas de Lezo. Orgullo de la Armada Española, el barco estaba llamado a hacer historia hasta que en 1932 naufragó en una zona maldita para la Marina: la costa de Fisterra.
El Blas de Lezo era un crucero ligero construido en Ferrol en 1922. Con más de 140 metros de eslora y 14 de manga, era un buque de gran tamaño que disponía de un potente armamento. A pesar de que apenas tuvo 10 años de vida, participó en importantes misiones, entre las que destacan las de convoyar el primer vuelo entre España y América realizado por el hidroavión Plus Ultra en 1926 y participar en las revueltas de Shanghái de 1927. Sin embargo, su amplia experiencia no le impediría naufragar pocos años después durante unas maniobras de adiestramiento.
En julio de 1932 la escuadra de la Armada Española se encontraba en Fisterra haciendo unos ejercicios. «Fórmanse dous grupos, un vermello e outro azul -explica el historiador Lino J. Pazos-. Uns tentaban facer que atacaban a costa, e os outros, defendela». El Blas de Lezo, como miembro del grupo azul, tenía el objetivo de entrar en la ría de Muros sin ser visto por el bando rojo, lo que lo llevó a navegar muy próximo a la costa.
Esta estrategia implicaba que la escuadra tenía que navegar por el pequeño canal que queda entre el islote del Centolo y el cabo Fisterra. Dos de los destructores que acompañaban al Blas de Lezo atravesaron sin problemas, pero el crucero no tuvo la misma suerte. «Dous pasaron pero el non, porque o terreo é irregular, hai rochas. E este tivo a mala sorte de bater contra unha delas», explica Juan Montero, historiador y uno de los primeros buzos que se sumergió en el Blas de Lezo.
«El hundimiento del Blas de Lezo causó un gran impacto en la nación, porque era un buque significativo de la Armada y porque afectó a muchas familias», explica el excapitán de navío Alberto Lens Tuero. No hubo víctimas mortales pero, a pesar de los intentos de acercar el buque a Fisterra, el Blas de Lezo terminó hundiéndose bajo el mar.
Muchos pescadores de Fisterra conocían la existencia del pecio, pero sus más de 70 metros de profundidad lo hacían inalcanzable. No fue hasta el año 2005 cuando el grupo Solopecios lo buceó por primera vez. «Cando xa estaba aproximándome ao fondo, a 70 ou 74 metros, aparece diante de min unha estrutura que case me obriga a frear... e vexo alí o buque», explica Montero, buzo de este grupo. «É unha sensación intensa, alegre, que anima a seguir buscando naufraxios», concluye.
Bruno Rivera, protagonista del Buscadores de naufraxios de mañana, admite que se trata de una inmersión peligrosa que no está exenta de riesgos. «Moita xente dime que é demasiado sacrificio [...], pero se tes unha paixón vas facer imposibles por seguir levándoa a cabo», confiesa.