Hoy se decidirán 10 de los 26 finalistas del Festival de Eurovisión 2018
08 may 2018 . Actualizado a las 19:17 h.En 1956, Suiza acogía el primer festival de Eurovisión. Siete países participaban con dos canciones cada uno ante un jurado que solamente anunció el nombre de la ganadora: la recientemente fallecida Lys Assia. Poco o nada tiene que ver esta primera edición con lo que nos encontraremos esta semana en el televisor. Esto es lo que tienes que saber para no perderte en Eurovisión 2018.
1. Semifinales
43 países participan este año en la 63 edición del certamen. La gran cantidad de actuaciones hace imposible aglutinar todas ellas en una sola gala, por lo que desde el 2008 el Festival cuenta con dos semifinales: una el martes y otra el jueves anterior a la gran final.
Este año 10 países saldrán seleccionados de cada una y podrán luchar el sábado por el micrófono de cristal.
2. Países con pase directo a la final
Además de los 20 países seleccionados mediante las semifinales, otros 6 gozan con el privilegio de participar directamente en la final. El ganador de la edición pasada, este año Portugal, no tiene que pasar ninguna fase previa para actuar el sábado. Igualmente, el conocido como Big 5, compuesto por España, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia, tienen también el billete dorado para la final. Esto se debe a que son los países que más aportan a la entidad organizadora del evento, la Unión Europea de Radiodifusión (UER).
3. El sistema de votación
Un jurado de 10 miembros de cada país, otro de dos, televoto... Desde 1956 fueron muchas las formas de elegir el ganador del festival. En la actualidad, un jurado profesional formado por cinco miembros en cada país y los votos del público deciden la victoria. Cada parte vale un 50 % y desde el 2016 se anuncian por separado. El jurado, que emite su voto un día antes de cada retransmisión hace un ránking con todos los países y después de sumar las 5 listas dan sus puntos a las 10 primeras clasificadas (12 a la primera, 10 a la segunda, 8 a la tercera y del 7 al 1 a las siguientes). Esta votación se conoce los días de emisión y las comunica un portavoz de cada país (Nieves Álvarez volverá a dar los de España este año). El público, por su parte, vota una vez finalizan todas las canciones de cada gala e igualmente reparten sus puntos del 12 al 1. Sin embargo, para dar más emoción, desde el 2016 la organización suma las votaciones de todos los países y da el resultado al final de la gala, haciendo más tenso el conocimiento del ganador.
4. Requisitos de las canciones
Para equiparar todas las candidaturas hay una serie de normas que todos los países deben seguir. Canciones inéditas de tres minutos de duración máxima, no publicadas antes del 1 de septiembre del año anterior y sin instrumentos en directo. Sobre el escenario no puede haber más de 6 personas en escena, aunque para esta restricción ya han encontrado solución y es que Rumanía llevará maniquíes en su actuación de la segunda semifinal. Donde no hay limitaciones es en el idioma. Bélgica dio buena cuenta de ello en el 2003 cuando se inventó uno en su canción Sanomi (y consiguió el segundo puesto). Tampoco está restringido el país de origen del cantante. La extriunfita Gisela representó a Andorra en el 2008 aunque este año tenemos un ejemplo más claro. Eleni Foureira, la representante de Chipre que ya es favorita en casas de apuestas, es en realidad griega nacida en Albania.
5. El ganador
Un mismo país puede ganar tantos años seguidos como quiera, o más bien como pueda. Irlanda ganó tres veces seguidas: en 1992, 1993 y 1994 (y volvió a repetir en 1996). Entre las curiosidades del festival están también los empates. En 1969 España empataba en el primer puesto con Francia, Reino Unido y Países Bajos. Como no existía un sistema de desempate, los cuatro fueron plenos ganadores de Eurovisión pero al año siguiente ya se desarrolló una forma de solucionar este problema, así que en la actualidad, si dos países alcanzan la misma puntuación, ya no tendrán que compartir victoria.
Relacionado con el ganador está la sede del Festival. Desde la tercera edición se decidió que el vencedor debería ser el anfitrión el año siguiente. Sin embargo, varios países declinaron acoger el evento casi siempre por motivos económicos.
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