Ni flamenco ni toros. Los diarios británicos aplauden estos días el estreno en su país de la segunda y última temporada de Vis a vis, sorprendidos aún por la ausencia de tópicos en sus tramas. Para muchos este es casi su primer contacto con la ficción televisiva española después de Gran Hotel, y se admiran, como simplificaba recientemente un medio, al no ver vestidos de sevillana ni trajes de luces, sino un drama de mujeres en prisión que sobrevoló por encima de sus inevitables comparaciones con Orange is the New Black para convertirse en un producto tan alabado como original.
Las series españolas están cambiando y asumiendo riesgos que hasta hace poco eran impensables y que las hacen universales. Anoche, aprovechando la inercia del partido de fútbol, Antena 3 estrenó La casa de papel, una nueva ficción del equipo de Vis a vis. El amarillo de los uniformes carcelarios que se convirtió en el signo de identidad en la prisión de mujeres ha sido sustituido en la misma estética por el rojo de los buzos que lucen los atracadores de la Fábrica de Moneda y Timbre.
La casa de papel es otro producto que no se conforma con los caminos trillados de la ficción nacional. Es la nueva aportación al género del thriller y la acción para cubrir el hueco que dejó el lunes en Telecinco el final de Sé quién eres.