Tal vez a alguien se le haya pasado por la cabeza la posibilidad de empezar a cruzar series, ya no solo de hacer spin off, precuelas o secuelas, sino que en esta metatelevisión todo acabe por ser un mismo universo, en el que los personajes se vayan intercambiando. De tal manera que Merche Alcántara pueda entrar en las galerías Velvet en busca de su amadísimo Antonio o que Paula Echevarría se termine tratando con Herminia como vecinas de toda la vida. Parece una tontería, pero vamos camino de esa encrucijada, de perdernos entre ficciones que a veces parecen realidad y viceversa. Porque entre tanto meneo yo ya no sé si Imanol y Echanove, lo he dicho ya, son hermanos de carne y hueso, y empiezo a pensar que Paula jamás estuvo casada con Bustamante, sino que vive con Miguel Ángel Silvestre en un cuento feliz. Esta nebulosa responde a la capacidad de dar de sí a las series y a la intensidad (léase eternidad) de determinadas ficciones en la pantalla. Ahora que Cuéntame va a alcanzar el presente, resulta que Alcántara (bueno, Imanol) ha fichado por Velvet, en una continuación que se contextualiza en los años setenta. Con lo cual este movimiento temporal nos vuelve a dejar atrapado al actor en esa década: con su bigotito, su pantalón de pata ancha y su peluquín. Y ya lo verán, antes o después, Imanol no sabrá en qué ficción está y tendrán que rescatarlo los del Ministerio del Tiempo.