«El final del camino» ya hace historia

B. PALLAS REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

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Los platós que recrean la ciudad de Compostela en el siglo XI acogen desde ayer las aventuras, el amor y el misterio de la ficción de Voz Audiovisual para TVE y TVG

09 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cota de malla sobre los hombros, chaleco de cuero, botas, calzas y espada en ristre. Un Antonio Velázquez transformado tomó ayer posesión de lo que se convertirá durante los próximos meses en el hogar de su personaje, Gonzalo de Catoira. El actor granadino, protagonista de series como Buscando el norte, Hermanos y Tierra de lobos, es uno de los protagonistas de El final del camino, serie de ocho episodios producida por Voz Audiovisual para TVE y TVG y que ayer empezó a tomar cuerpo en los platós construidos en el recinto de la Feria Internacional de Galicia-Abanca, en Silleda.

El humo removido por un ventilador crea el aire polvoriento que envuelve la casa del héroe, que se erige dentro de un cubo de contrachapado con techo de plástico negro y con las tripas al aire. En su exterior, se congregan los miembros del equipo técnico de esta gran producción, que supervisan, en riguroso silencio, los equipos de imagen y sonido que permiten controlar en pantallas cada detalle de la grabación.

En el interior, en un minucioso decorado que recrea las casas del Santiago del siglo XI a partir de los registros históricos, dos de los hermanos Catoira, Gonzalo y Pedro (Javier Rey), comen con Elvira (Begoña Maestre), la mujer del primero. La escena, que es la segunda que se graba en el día, pone de manifiesto las tensiones que bullen entre estos tres personajes, cuyas aventuras serán centrales para las tramas de la serie en un contexto histórico plagado de conflictos, guerras y acontecimientos decisivos como la construcción de la catedral y el comienzo de los peregrinajes a Compostela.

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Comer lacón con los dedos

Javier Rey ha dejado aparcado al atildado Mateo de Velvet para meterse en la piel de Pedro de Catoira, que come con los dedos un poco veraniego plato de lacón con grelos. Luce una barba poblada y una melena desmadejada con trenzas ensartadas que ayer, en el estreno, eran objeto de atenciones por parte del equipo de peluquería. Las maquilladoras también retocaban con esmero una profunda cicatriz sobre sus visibles costillas. El actor noiés ha perdido varios kilos para interpretar a este hombre criado como un asesino salvaje por los almorávides y que, tras ser dado por muerto, regresa con la intención de reducir Compostela a cenizas. 

La escena se repite una y otra vez, primero en planos generales, más tarde en planos cortos; desde un ángulo, desde otro; así hasta que no hay brillos ni fallos y el resultado es perfecto en este trabajo que combina el uso de la más avanzada tecnología audiovisual con un cometido profundamente artesanal.

Un total de diez escenas componían ayer el plan del primer día de El final del camino, cuya grabación continuará a lo largo de los próximos meses en los platós interiores, que representan el hospital de Compostela y la taberna, y en los exteriores que han sido construidos en el propio recinto ferial de Silleda y que reproducen el poblado y la muralla de lo que era Compostela cuando empezaron las peregrinaciones a lo largo del Camino.

Los responsables de la serie destacan el carácter excepcional de esta producción, ya que «no hay ninguna serie histórica que rememore los años de la construcción de la catedral de Santiago». «Además, no es solo una serie histórica, sino que es una serie de acción y aventuras en momentos muy importantes para la historia de Galicia», señala Carlos Carballo, director de Voz Audiovisual.

Un centenar de figurantes y una veintena de especialistas en cada capítulo

Antonio Velázquez, Javier Rey y Begoña Maestre encabezan el reparto de una serie que cuenta con un amplio elenco de actores. El tercero de los hermanos Catoira, un cantero que tras una inspiración mística se convertirá en constructor de la catedral, estará interpretado por Guillermo Barrientos.

Completarán el reparto, entre otros, la actriz Cristina Castaño, que encarnará a la reina Constanza de Borgoña, esposa de Alfonso VI (Asier Etxeandía), Ismael Martínez, Juan Fernández, Xavier Deive, Tito Asorey, Antonio Durán Morris, Manuel de Blas, Manuel Regueiro y Miguel Ángel Blanco.

El final del camino tendrá numerosas batallas, desembarcos, peleas y galopadas a caballo. Para todas ellas serán necesarios especialistas en escenas de acción que se han formado específicamente para este papel. En cada uno de sus ocho episodios aparecerán una veintena de especialistas. Junto a ellos intervendrán en cada entrega un centenar de figurantes que han sido seleccionados en toda Galicia por el equipo de Voz Audiovisual para esta serie.

Tres personajes anónimos y un contexto «fascinante»

Antonio Velázquez, como Gonzalo de Catoira
Antonio Velázquez, como Gonzalo de Catoira VÍTOR MEJUTO

El final del camino será una serie de ocho capítulos para el prime time de TVE y TVG que abarcará la época de la construcción de la catedral desde 1075 hasta 1120, un período marcado, de forma paralela, por las luchas entre los reinos cristianos, los conflictos con las taifas musulmanas y las invasiones almorávides. En ese contexto, que proporciona a este drama histórico «conflictos muy potentes», tres personajes anónimos se convertirán en el centro de las tramas: Gonzalo de Catoira, jefe de la guardia del obispo Peláez; Elvira, su mujer, ayudante del médico; y Pedro de Catoira, hermano del primero pero que es, en realidad, un soldado almorávide que odia a la cristianos.

«Es una serie de aventuras protagonizada por tres personajes que no existieron, pero que son testigos privilegiados de los acontecimientos que marcaron los reinos cristianos y musulmanes en el siglo XI. Es una mezcla de géneros, con un punto de comedia, romance, intriga y aventuras en un contexto histórico fascinante», explica Alberto Guntín, director de desarrollo de Voz Audiovisual y responsable de los guiones junto con Víctor Sierra y Xosé Morais.

«La construcción de la catedral es el marco que muestra cómo cambiaron las cosas en un período de tiempo muy corto -afirma-. La forma de entender la arquitectura cuando se empezó a construir no tiene nada que ver con la forma en que se entendía cuando se acabó. Sus tres constructores le añadieron elementos y cosas que los anteriores jamás habrían imaginado. Y ese cambio se dio también en la sociedad».

Para Alberto Guntín, la gran baza de la serie para enganchar al espectador es «el proceso de identificación con los protagonistas». «Lo que les ocurre son historias universales, no tienen que ver con la época ni con la historia, sino con cómo son ellos y eso los lleva a vivir aventuras, a veces a su pesar y a veces porque ellos mismos las buscan». Los tres personajes anónimos se convertirán en héroes de la ficción: «Uno lo es a su pesar; otro es un héroe consciente y otra es una heroína que pasa a la historia sin conocer la importancia de lo que está haciendo».