Rosco o bomba

Beatriz Pallas ENCADENADOS

TELEVISIÓN

12 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Conocer cuál va a ser el final de una trama es un arma disuasoria de primer orden para el espectador cuando se trata de ficción. Pero ese impedimento no parece funcionar igual con todos los géneros de la pantalla. A veces, saber cómo acaba una historia es un aliciente para descubrir, por ejemplo, qué cara se le queda a uno cuando gana de golpe 2,3 millones de euros, todo en A, a plena luz del día y a la vista de Montoro. Esta semana, el concurso ¡Boom! entregó el premio más jugoso que se ha otorgado nunca en la televisión en España y, a pesar de que el triunfo del cuarteto de participantes era un secreto a voces, congregó a más público que nunca en su historia.

El concurso de Juanra Bonet derrotó así doblemente a su gran rival, el inalcanzable Pasapalabra, que es a diario uno de los programas con más seguidores. Lo venció, por una vez, en audiencia y lo adelantó en el ránking de las recompensas televisivas más sustanciosas. En estos días en que el fútbol europeo le va a dar descanso forzoso a Christian Gálvez, el concurso de Antena 3 acaricia el sueño de haber conseguido generar con el oportuno botín muchos espectadores tránsfugas dispuestos a cambiar el Rosco por los artificieros que desactivan bombas si logran cortar los cables correctos.