Exotismo y mangoneo ibérico

Beatriz Pallas ENCADENADOS

TELEVISIÓN

27 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace una semana que acabó El Príncipe y todavía hay quien no se ha repuesto del susto y la carnicería porque confiaba en que hubiera boda y beso antes del The End. No hay serie generalista, sea del género que sea, que no tenga una trama sentimental como motor principal. Tampoco La embajada, un thriller sobre la corrupción y el precio de las personas, pretende escapar de la cuota de telenovela. Su cabecera remite a House of Cards y el mangoneo ibérico, un filón por lo general poco explotado, es su ingrediente diferenciador, pero la serie de Bambú no rehúye de un sello personal, de enredos de buenos y malos y gente guapa, que define a unas producciones que salen a conquistar al público femenino. A sus características escenografías e iluminaciones de acabado cinematográfico se suman esta vez el ambiente diplomático, sin Ambrosio ni Ferrero Rocher, y el exotismo de una Tailandia conseguida entre cromas, platós y paisajes naturales.

En ese entorno de revista, una mujer comparece en el juzgado para defender la honestidad de su marido y corruptores y corruptos van tejiendo su madeja con líneas de diálogo que reproducen fielmente algunas de las filtraciones más infames de casos judiciales recientes. Todo muy familiar.