Vitaminarse y mineralizarse

Beatriz Pallas ENCADENADOS

TELEVISIÓN

30 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La divulgación científica en televisión no resulta sencilla. Hacer que el saber empírico traspase los muros de La 2 y llegue a audiencias masivas requiere la aceptación de códigos que rigen el horario de máxima audiencia y pasan por huir del matiz sesudo para hacer que la cosa parezca divertida. Así consiguió Alberto Chicote ser líder el lunes con Superalimentos, un programa de curiosidades sobre alimentos habituales apoyadas en vistosos experimentos que enfadaron a los especialistas en dietética y nutrición por su incompleto fundamento científico.

Predicar que comer brócoli puede sustituir a las gafas de sol, que el tomate actúa en la piel como protector solar o que el pescado azul es infalible contra el estrés es extraer la anécdota de un contexto en el que la única clave es el conjunto de una dieta equilibrada. Del mismo modo que, tras la prueba del chocolate, Chicote aconsejaba a un grupo de estudiantes que ingirieran cacao 100 % antes de un examen para incrementar la agilidad mental, pero después de haberse estudiado la materia. Pero ser exhaustivo en el laboratorio es poco televisivo y tendría, sin duda, mucha menos audiencia. Para los niños de la generación X, lo resumían sin tanta alharaca los dibujos de Superratón: ¡Hasta el próximo programa, amiguitos, y no olviden supervitaminarse e hipermineralizarse!