Barei: «Si las bases obligaran a cantar en castellano, no me habría presentado»

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

La cantante madrileña defiende que su canción para el festival es «un producto cien por cien español»

17 mar 2016 . Actualizado a las 19:00 h.

Preparar el asalto a Eurovisión está resultando ser más trabajoso de lo que esperaba Barei (Madrid, 1982), que ocupa en este objetivo «treinta horas cada día» con la convicción de que el esfuerzo «merecerá la pena». La representante española Bárbara Reyzabal lleva en su segundo apellido, González-Aller, la impronta genética de Galicia, que es para ella «el mejor sitio del mundo». Desde pequeña pasa sus veranos en Cedeira con la familia que tiene repartida entre A Coruña y Madrid, pero este año, antes de su visita, hará parada en mayo en Estocolmo.

-Era una de las aspirantes a representar a España menos conocidas, pero no es una recién llegada. ¿Quién es Barei?

-Llevo cantando, bailando y escribiendo cosas desde pequeña. He cambiado mucho desde entonces, porque vas encontrando tu estilo y sacando esas influencias que al principio te dan más miedo, como cantar en inglés o atreverte con ciertos estilos. Pero luego te das cuenta de que el día que haces lo que realmente quieres, el público lo percibe. Cuando las cosas son de verdad, el arte llega más a la gente que cuando es algo prefabricado y dices «lo ha hecho en castellano por el qué dirán». Con el primer disco, Billete para no volver, no me sentía fiel a mí. Intentábamos que se vieran las influencias del pop americano y británico, la música negra y el soul, pero al pasarlo al castellano cambiaba la sonoridad. Con el segundo disco me la jugué y me ha traído cosas mejores y más grandes de lo que imaginaba.

-Esa elección del inglés le ha acarreado las mayores críticas a su candidatura, especialmente por parte de la Real Academia.

-Sí, pero también las mayores oportunidades. Había la posibilidad de elegir una canción en castellano, pero a mí me ha votado la gente y ha decidido que sea en inglés. Si las bases del concurso obligaran a cantar en castellano, no me habría presentado y punto. No pasa nada. Mi proyecto es en inglés y mi estilo funciona mejor en ese idioma. Pero este año se han abierto más las bases, porque el resto de Europa también lo está haciendo, y no me pueden culpar a mí. Pero creo que, una vez que se ha elegido por mayoría, habría que construir en lugar de destruir para que la persona que nos represente haga su trabajo lo mejor posible.

-¿Confía en tener más opciones de triunfo cantando en inglés?

-No creo que sea ni una ventaja ni un inconveniente. Lo importante es el conjunto, la interpretación de ese día, la puesta en escena, la letra... En los últimos años han ganado canciones en inglés de países que no tienen ese idioma como lengua materna, pero creo que lo han hecho así porque funcionaba mejor con su estilo. No soy filóloga, yo hago música. La música es sonido y ese sonido suena mejor de una manera u otra dependiendo del estilo. También compongo en castellano para otra gente y me parece un idioma mucho más rico para otras cosas. No tengo nada en contra. Cuando otros años han ido a Eurovisión artistas con canciones producidas por extranjeros y escritas por extranjeros se ha considerado, por parte de la RAE, que sí nos representaba un producto foráneo traducido al castellano. En este caso, el producto es cien por cien español, cantado por una española que ha decidido escribir en inglés.

-¿Para qué estilo se adapta el castellano, en su opinión?

-Para el flamenco. Si hubiera hecho algo en ese estilo lo habría presentado en castellano y me encantaría, de hecho, que un año nos representara un proyecto de flamenco puro.

-¿Qué le ha faltado a España otros años para quedar mejor clasificada?

-Hay quien dice que es una cuestión de política y que los países nórdicos se votan entre sí y los del Este se votan entre sí. No sé hasta qué punto es verdad, pero a mí me parece que en los últimos han quedado en el top 5 las mejores canciones objetivamente. Eso me hace pensar que no hay tanto politiqueo y que es una cuestión de calidad y de credibilidad. A veces han ido artistas que no estaban convencidos al cien por cien de lo que querían hacer, porque no se les ha permitido o porque llevaban una canción que no les representaba. En Eurovisión tienes que poner a muchas partes de acuerdo y lidiar con muchas opiniones y eso es complicado.

-¿Por qué la canción sueca ya se ha colocado como favorita casi antes de ser elegida?

-Cuando un país ha ganado muchas veces y sabes que su calidad suele ser muy buena, hay un voto de confianza. Suecia se ha ganado a pulso el respeto, porque siempre ha cuidado lo que ha mandado al festival, por ser actual e ir siempre un paso por delante. Nunca envía algo que no esté a la altura. Entiendo que sea de las favoritas, porque es una canción plana y con poca dinámica, pero es la típica que escucharías muchas veces sin cansarte.

-¿Y «Say Yay!», qué aporta?

-Creo que también es actual y con más dinámica que otras, por eso es importante no sobrecargar la puesta es escena, porque ya es potente de voz y sonido. Me apetece llevar ese mensaje que habla de superarse cada día y de que nunca hay que tirar la toalla para ser lo que quieras ser.

-¿Le dará protagonismo a su paso de los pies?

-No tanto protagonismo. Va a tener su momento, porque es algo que la gente espera y a mí me sale de forma natural. Es un paso que aprendí hace muchos años con una amiga y lo he hecho muchas veces en mi vida. De ahí el llevar las zapatillas famosas, porque con tacones no sale igual. Y al final a la gente se ha quedado con las zapatillas, con el paso y creas una especie de tendencia, para bien o para mal. Si la gente habla de ello, bienvenido sea.