Viaje al pasado y al futuro

Beatriz Pallas ENCADENADOS

TELEVISIÓN

17 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Con un pie en el pasado y otro en el futuro, El ministerio del tiempo estrenó su segunda temporada demostrando que su espíritu revoltoso sigue intacto. El carácter que la hizo única, sofisticada y chispeante en su debut se prolongó de forma natural en un primer episodio que se remontó a la época del Cid Campeador. Aunque sus viajes temporales van siempre en dirección al pasado, pocas ficciones como ella tienen la vista tan situada en el futuro. Desde su estreno, su repercusión en las redes sociales y su consumo a la carta demostraron que había logrado conectar con un público que ya no concibe la televisión como un discurso lineal. El lunes volvió a subrayarlo apelando a la complicidad de los ministéricos, combinando la nostalgia de los dibujos de Ruy, el pequeño Cid con el guiño a Malviviendo, webserie española de culto.

Sus creadores fabrican constantes guiños y situaciones surrealistas para reírse de todo: de Charlton Heston entrevistándose con Menéndez Pidal para preguntarle si el Cid usaba rifle, e incluso de sí mismos, cuando el subsecretario especula con la idea de que a alguien en televisión se le ocurra la idea de hacer «una serie absurda sobre este ministerio».

Puede que este invento no sea nunca un producto de masas, pero siempre será buen vasallo mientras tenga buen señor, sin miedo a experimentar y a salirse del camino trillado.