«Europa ha abierto los ojos este verano, se había olvidado de que en Siria había una guerra»

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Jordi Évole viaja en el último «Salvados» al segundo campo de refugiados más grande del mundo, en Jordania

15 nov 2015 . Actualizado a las 22:28 h.

Francia vivió este viernes la peor masacre terrorista de su historia. Hombres inmolándose a las puertas del estadio de Saint Denis, disparos en plena calle, matanza indiscriminada en la sala de conciertos Bataclan. 129 personas muertas. Casi un centenar de heridos en estado crítico. Ocho yihadistas abatidos. Y, junto a uno de ellos, un pasaporte sirio, perteneciente a un hombre llegado a través de Grecia.

Según Europa Press, la cadena norteamericana CBS desmintió, citando a fuentes de los servicios de Inteligencia estadounidenses, que el documento perteneciese al terrorista. Ni contiene los números necesarios, explica el medio, ni la fotografía se corresponde con el nombre que aparece en él. Pero la semilla de la duda ya estaba sembrada. ¿Llegaron los responsables de los ataques a Europa como refugiados? 

Recoge la agencia AFP que Ghaled, sirio de 22 años, se queja frente a la embajada de Francia en Berlín de que el pasaporte tiene que ser falso. Considera que alguien lo puso cerca del cuerpo del terrorista para acusar a los refugiados. «Creo que es una gran mentira. Todo quedó destruido ¿y solo quedó el pasaporte?», se pregunta escéptico. Temen represalias. Que se les vea como potenciales agresores en lugar de como víctimas de una guerra.

Hablar desde la distancia, en ocasiones, no es suficiente. Por eso, Jordi Évole se ha trasladado a Jordania. Para conocer de primera mano el drama de la crisis migratoria desde el segundo campo de refugiados más grande del mundo. El presentador ha visitado Zaatari, en donde se alojan 85.000 personas, y se ha reunido, en una nueva entrega de Salvados, con Luis Eguiluz, responsable de Médicos Sin Fronteras en la zona y con el periodista Mikel Ayestaran. Allí aborda, directamente con los protagonistas, los refugiados, el monstruo de la guerra, su huida desesperada y sus expectativas de futuro.

«Empezó a llegar dinero y armas de los países del Golfo y las protestas se volvieron más religiosas», explica Ayestaran, periodista freelance en Oriente Medio. Le habla a Évole de la magnitud del drama, del perfil del refugiado que está llegando a Europa, «gente de clase media, con educación, con estudios». «Los que llegan son los que más posibilidades tienen, lo que se quedan aquí son refugiados crónicos, gente sin posibilidades». 

Luis Eguiluz, de Médicos sin Fronteras, cuenta cómo se organiza un campo de refugiados. ¿A qué tienen derecho los que llegan y a qué no?

También los refugiados tienen mucho que decir. El presentador de La Sexta se ha reunido con varios de ellos. Así describen su vida en el campo de Zaatari:

La generosidad de los países vecinos

Alrededor de un 15 y un 20 % de la población jordana es siria. El país seguirá acogiendo refugiados hasta que lleguen ayudas. ¿Qué derechos tienen en este campo? Al estado Jordano no le cuestan dinero, la ayuda llega del exterior, y solo pueden trabajar de manera ilegal. 

 Los jordanos mantienen una postura dura:

¿Hasta qué punto pueden soportar los países vecinos de Siria más refugiados? Asumen el gran peso de esta guerra, Líbano tiene más de un millón, mientras Europa, reflexiona Évole, «hace un drama, lleva a cabo negociaciones eternas para acoger a 160.000».

Siria, por su parte, ha acogido históricamente un gran flujo de refugiados. Fueron generosos. Los refugiados allí vivían en casas, cuenta Ayestaran. «Había barrios enteros iraquíes». Una realidad que contrasta con la actual. «Europa ha abierto los ojos este verano, se había olvidado de que en Siria había una guerra hasta que ha visto a los refugiados en el telediario». 

Y en Siria, ¿cómo afectó la foto del niño refugiado muerto en la orilla del mar?

Los que regresan

Firme, el periodista Mikel Ayestaran critica que en Europa se genere alarmismo al plantear la posibilidad de que entre los refugiados lleguen terroristas. Y explica cómo hay personas que, tras toparse con la realidad de los países vecinos, prefieren regresar a Siria y resignarse. Évole habla con una familia que decidió volver. «Ir a Europa cuesta mucho dinero», dicen. «Lo hemos descartado porque ni siquiera tenemos dinero para comer y para vivir aquí».

La familia con la que habla el periodista regresará a Siria y ya no podrá volver a Jordania como refugiados. Lo saben. Pero no tienen alternativa. Es más desesperante su vida así que volver a su país destrozado.