¿Es «Homeland» racista?

La Voz

TELEVISIÓN

Unos grafiteros, contratados para ambientar la nueva temporada, se la juegan a los productores de la serie colando mensajes críticos

15 oct 2015 . Actualizado a las 22:27 h.

A Homeland se la han jugado desde dentro. Le han dado a probar su propia medicina, la que algunos espectadores siempre han denunciado que la serie receta en sus tramas: la estereotipación de determinadas comunidades por cuestiones de etnia, religión o lugar de procedencia. El sector más puntilloso de la audiencia -y también el de la crítica- se ha cansado de repetir desde los anales de la ficción que su argumento presenta una visión reduccionista y distorsionada del colectivo árabe-musulmán. Que está plagado de errores de documentación sobre el Islam y sobre Oriente Medio. Que los nombres se pronuncian mal. Que los escenarios que Homeland muestra en pantalla como suburbios sucios, pobres y peligrosos son en la realidad zonas cosmopolitas colonizadas por Starbucks y otras cadenas occidentales. Que nadie se extraña de que una mujer rubia pasee sola por la calle. Y que ni todos los árabes, ni todos los musulmanes, ni todo Oriente Medio suponen una amenaza terrorista mundial. 

Ahora, con la serie estrenando ya su quinta temporada, un grupo de musulmanes ha querido difundir esta particular apreciación dando un golpe maestro. Al menos, desde el punto de vista marketiniano. Homeland encomendó a varios grafiteros árabes la misión de decorar con pintadas las paredes de un campo de refugiados imaginario, al que Carrie Mathison se traslada en el segundo episodio de la nueva entrega -emitido el 11 de octubre en EE.UU. y el 15 en España-. Los profesionales se pusieron manos a la obra y plagaron de garabatos y caracteres arábigos los muros del escenario ficticio. En realidad, lo que estaban haciendo era boicotear la producción norteamericana. Dibujar en las paredes consignas críticas como «Homeland es racista», «Homeland es una broma y no nos hace gracia» o «La situación no es creíble».

De su celoso trabajo han dado explicaciones y parte detallado los tres «infiltrados» -Heba Amin, Caram Kapp y Stone- en su página web (Ojo, spoilers sobre el argumento de la quinta temporada en el enlace). Tras enumerar todas aquellas razones por las que se suman a aquellos que defienden que Homeland es el espectáculo más intolerante de la televisión, los grafiteros cuentan cómo lograron colarse en el set de rodaje. Cómo consiguieron ingresar en las filas del equipo de grabación. El pasado junio, recibieron una llamada de un colega alemán, también artista callejero, con el que la productora de la serie se puso en contacto en busca de profesionales árabes. Necesitaban ayuda para dar autenticidad a las pintadas de un campo de refugiados sirio situado en la frontera libanesa. Era el momento. Su oportunidad para divulgar su descontento político con la filosofía de la serie. 

Las instrucciones por parte del equipo de Homeland fueron claras: los grafitis debían ser apolíticos y originales -evitar copias de otros existentes para no meter la pata con los derechos de autor-. Como ejemplos les facilitaron imágenes de lemas a favor de Bashar al-Asad, «algo natural en un campo de refugiados sirio», les explicaron. Ellos asintieron y se concentraron en las paredes. Sus obras no fueron supervisadas por ningún responsable de la serie. Confiaron en su buen hacer. Pecaron de crédulos. Y, libres en realidad para lanzar el mensaje que les viniera en gana al mundo, los musulmanes se dedicaron a reaccionar contra los guiones de la historia de la CIA y el terrorismo islámico. 

«Desearíamos haber visto las imágenes antes de emitirlas. Sin embargo, como Homeland siempre se esfuerza por ser subversiva, no podemos dejar de admirar este acto de sabotaje artística», confesó a Deadline el showrunner de la serie Alex Gansa.