«Salvados» habla con dos ladrones de guante blanco huidos de la Justicia

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Enric Durán y Lucio Urtubia, ambos en paradero desconocido, no se consideran delincuentes y argumentan que no robaron, sino que realmente «expropiaron» a las entidades financieras

03 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Jordi Évole, presentador de moda de La Sexta, quiere dar a conocer dos historias con nombre y apellidos que, por su originalidad, han trascendido fronteras. Las de dos personas que se han fugado de España y que se encuentran en paradero desconocido. Pero la Justicia quiere sentarlos en el juzgado cuanto antes.

Uno de ellos se llama Lucio Urtubia. Es ya un octogenario jubilado del campo al que la policía quiere darle caza por un delito que apenas pega con un hombre de su edad, 84 años. Urtubia pegó un buen mordisco en el año 1970 a una de las entidades más potentes de Estados Unidos, el First National City Bank of America. Desde aquella fecha está siendo buscado por medio mundo. Pero no hay rastro de él. El anciano robó y falsificó cheques de viaje hasta sustraer la cifra de 20 millones de dólares. Él se encuentra bien oculto y fuera de los focos mediáticos. En el programa de Jordi Évole, el prófugo habla sobre su delito. «¡Qué placer robar a aquella patria de imbéciles!», dice con rotundidad.

Si bien la historia de Urtubia es singular, no lo es menos la del segundo personaje que tiene serios problemas con la Justicia española. Se trata de Enric Durán. Y también las cuentas bancarias fueron su especialidad. Un delincuente muy conocido por las fuerzas del orden y que ha llegado a defraudar a nada menos que 39 bancos. Durán solicitaba créditos en la entidad elegida. Llegó a conseguir 68. Évole ha podido localizarlo en el extranjero y rememorar aquellos hechos delictivos.

Tanto Enric Durán como Lucio Urtubia no se consideran en absoluto delincuentes. Ambos argumentan que no robaron, sino que realmente «expropiaron» a las entidades financieras. «Quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón», le recuerda Lucio a Évole el dicho popular. Los dos coinciden en que lo hicieron solo por ideales.